“Salt”: Entre la lealtad, la desconfianza y el sentimiento

[6/10] La desconfianza siempre genera desconfianza, y si uno ha sido educado en ella y vive para una misión de Estado… entonces la propia identidad se difumina y la tensión acumulada puede hacer estallar por los aires cualquier historia que se construya. Por eso, a golpe de explosiones, persecuciones y disparos a quemarropa… Phillip Noyce va descargando a diestro y siniestro toda su munición en “Salt”… porque no se sabe quién es quién y todo sujeto es susceptible de ser un impostor y un traidor. Evelyn Salt es una agente de la CIA acusada por un desertor arrepentido de ser una espía rusa, y que se ve obligada a huir para poder demostrar su inocencia: sobre ella parece haberse elaborado una conspiración que trata de implicarla en un atentado contra el presidente ruso en su visita a los Estados Unidos. Acción, acción y más acción a rebufo de una banda sonora que no descansa y de un montaje trepidante, con dos finales para dos presidentes, a cuál más espectacular y fantasioso.

La historia de esta nueva inocente culpable nos alerta del peligro de una nueva Guerra Fría o más bien de la secuela de aquella, con algunos hombres educados para matar o para vengar a sus antepasados, con algunos nostálgicos que anhelan el resurgir de la Gran Rusia. Lo malo es que ahora, las armas nucleares suponen una amenaza de otro orden, y que el entramado y adiestramiento de los agentes secretos ha alcanzado unos niveles de sofisticación que hace que no se reconocen ni entre ellos. Espías y topos, agentes durmientes e individuos heridos emocionalmente, hombres buenos que no lo son tanto y hombres malos que luchan por sobrevivir en un entorno de venganza. Un universo en el que se trata de convertir al hombre/mujer en una fría y calculadora máquina sin sentimientos al servicio de una misión absoluta, negándole su capacidad de arrepentimiento y de amar.

La cinta ofrece todos los condimentos de las películas de acción y de espionaje político, con persecuciones urbanas en coche o entre los laberintos del búnker, con descensos por el hueco del ascensor que ni Spiderman lo hubiera hecho mejor. Buen ritmo para una narración que comienza con un justificativo –que no convincente ni necesario– flash back en Corea del Norte, y que tiene varios giros forzados para que la historia tenga cuerda suficiente hasta un desenlace abierto… a la espera de la segunda parte, con más venganza y ajuste de cuentas. Entre medias, nos queda un guión flojo para una historia algo confusa, unos increíbles saltos y fugas de Angelina Jolie, un rodaje correcto en las escenas de acción con la espectacularidad del atentado en la iglesia –casi una obra de gran ilusionista–, y también un suspense artificioso que deja permanentemente una puerta abierta a la sorpresa… porque todos parecen sospechosos y porque no sabemos el papel del aracnólogo.

Este blockbuster será del agrado de quienes busquen acción e intriga política, y dejará satisfechos a quienes sólo pretendan pasar un rato entretenido inmersos en una trama de espionaje. Abundan los tópicos, y los personajes se definen únicamente por sus acciones y no por su caracterización en el guión o en la interpretación, mientras que Angelina Jolie se presenta como el objetivo absoluto de la cámara y también de todos los servicios secretos rusos y americanos… perdidos entre tanta desconfianza y ambigüedad, desconcertados entre el poder de la lealtad y el de los sentimientos.

Calificación: 6/10