Revista Ciencia

Salto al infinito: Últimos días

Publicado el 09 febrero 2011 por Alf
Carátula de la edición en DVD

Hace tiempo recibí un correo de uno de vosotros (gracias Rubén), recordándome un episodio de la serie Salto al infinito (Sliders), concrétamente el cuarto de la primera temporada, titulado «Últimos días». Para el que no conozca o no recuerde la serie, trata de unos personajes que viajan por diferentes Tierras alternativas, a través de unos portales que se abren en momentos muy concretos. En el episodio en cuestión, llegan a una Tierra amenazada por un asteroide que colisionará en pocos días, antes de que se abra el portal para ir a otra Tierra. Resulta que en esa Tierra nunca se desarrolló armamento nuclear, por lo que los protas ayudan a un genio de ese mundo (algo zumbado) para construir un misil nuclear que vuele el asteroide.

Hace tiempo comenté que la manía que tienen los guionistas de solucionar estas amenazas a base de volarlo todo con una detonación nuclear, no es la mejor opción. Además de que destruir un asteroide requiere muchísima más energía que simplemente desviarlo, los fragmentos pueden suponer un peligro igualmente. Pero lo más llamativo de este episodio es el momento del impacto del misil. Los protagonistas miran el cielo y el científico loco del mundo alternativo cuenta hacia atrás en voz alta. El misil se encuentra con el meteorito, pero... ¡oh! No pasa nada. Tras unos segundos de nerviosismo, uno de los protas recuerda que la luz viaja a 300.000 km/s, y finalmente vemos la explosión (he incluido un video de la secuencia).

Ciertamente la luz viaja a velocidad finita, por lo cuando un suceso está muy alejado de nosotros, no lo vemos en el momento en el que está ocurriendo, sino con retraso. Pero eso se aplica a toda la luz (y a toda la radiación electromagnética en general). Es decir, vemos el asteroide, el resplandor del cohete y su estela porque su luz llega hasta nosotros. Y si la luz de la explosión tarda varios segundos en llegar hasta los protagonistas, lo mismo debe ocurrir con la luz del asteroide y el cohete. Deberían ver cómo el misil impacta e inmediatamente se produce una explosión. Otra cosa es que lo que vean, en realidad haya sucedido hace algunos segundos. Realmente, si uno de ellos estaba contando hacia atrás, al llegar a cero se sorprendería porque el misil aún no habría alcanzado el asteroide. Pero lo que no tiene ningún sentido es que vean cómo el misil alcanza el asteroide, y segundos después vean la explosión.

El retraso de la explosión nos indica a qué distancia se debería encontrar el asteroide en el momento del impacto. Si miráis el video que incluyo, comprobaréis que entre el instante en el que el misil alcanza el asteroide, y la llegada de la primera luz de la explosión, transcurren unos 7,7 segundos aproximadamente. Eso nos da una distancia de 2.310.000 km, es decir, unas 6 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Y eso implica muchas cosas.

Como comenté hace tiempo, la distancia y el diámetro aparente de un objeto son inversamente proporcionales, es decir, si un objeto tiene el triple de diámetro que otro, y está tres veces más lejos, los veríamos de igual tamaño. En la secuencia no tenemos muchos datos del tamaño aparente del asteroide. Vemos un edificio en el encuadre, pero desconocemos el «nivel de zoom». Así que sólo vamos a especular un poco. Si el asteroide tuviera el mismo tamaño aparente que la Luna, entonces tendría un diámetro 6 veces mayor que esta, lo que quiere decir que sería incluso mayor que nuestro planeta. Bueno, no parece que el asteroide sea tan grande, pero la explosión sí que podemos decir que es mayor que el tamaño aparente de la Luna. ¿Qué potencia tiene esa cabeza nuclear para provocar una explosición más grande que nuestro planeta? Por otro lado, vemos el misil recorrer el cielo con relativa rapidez. Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos decir que recorre una distancia similar al diámetro terrestre en escasos segundos. ¡Vaya velocidad!

Tenemos también el hecho de que el asteroide está incandescente. ¿Por qué? Está aún muy lejos de la atmósfera terrestre para que se caliente con su rozamiento. Además, vemos perfectamente el resplandor del motor del cohete. ¿Qué enorme cantidad de luz debe emitir para que podamos verlo, estando 6 veces más lejos que la Luna? Y ya que estamos ¿por qué el cohete deja una estela? En el vacío del espacio, los gases expulsados por las toberas, se expanden con mucha rápidez, al no haber presión exterior. Y un gas, al expandirse, se enfría. Por tanto no podríamos ver ningún tipo de una estela de gas incandescente.

Tal y como se nos muestra la escena, en realidad parece ocurrir muy cerca, ya dentro de la atmósfera. Eso explicaría la incandescencia del asteroide, la estela del cohete, que podamos ver movimientos tan rápidos, y hasta que podamos oir la explosión (aunque debería tener un enorme retardo, puesto que el sonido viaja a unos 343 m/s, aproximadamente un km cada 3 segundos). Pero entonces no tiene ningún sentido el retardo de la luz. Se vería todo casi en el instante en el que sucede.


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