Revista Cine

Sálvese quien pueda

Publicado el 24 diciembre 2011 por Francissco

Ritual canibal (o casi) Sálvese quien pueda

La llegada al domicilio de la ejecución se va a producir esta misma tarde, un rato después de que escriba en este blog. Sé como será, dado que todos los años las víctimas somos las mismas y el lugar no cambia: luces estridentes que desafían el consumo responsable, aumentadas por bombillitas de colores; un fondo musical pretendidamente rústico y bucólico que desasosiega al instante; lianas selváticas en forma de borla navideña -o como se llamen- y movimiento de tropas en la cocina.

Si traspasas la puerta estarás perdido: los besos de los parientes mayores harán diana en tu careto, agredido también por algún matasuegras ilegal, y un chorro de confetti que llevaras encima toda la noche. Es probable recibir en la espalda alguna palmada salvaje “a la valenciana”, al estilo de: “Cheee, Frankieee, com estaas, pollastre…” y  a continuación y con mucha potencia: !!¡¡zaaaaaaaaaasss!!  lo suficiente para saltar dentaduras postizas si las hubiera.

Si ves por algún rincón un bulto que se esconde deduces que será la gatita, aterrorizada por los visitantes pequeños, esas tiernas bestezuelas, aay…

Pasados estos momentos tensos, no es dificil que recibas alguna amonestación severa si merodeas por la cocina, el sancta santorum, la factoría de las delicias de esta noche. No obstante y para contentar los apetitos y calmarte los ánimos, en este lugar ruidoso y competitivo cuentas con aperitivos variados y retos a tu masculinidad: -”Tengo aquí una botella de orujo del pueblo y ahora mismo la empezamos. Y después de cenar otra, jajajaja…” 

Recuerdas con espanto la esofagitis que te produjo ese mejunje el año pasado, pero la presión social y la euforia inducida por consenso quiebran tus resistencias. Ya al primer trago, notas que tu tracto digestivo jamás volverá a ser el mismo y a los demás les ocurre lo propio: fuertes muecas faciales, parpadeos y resoplidos. Pero se ha pasado una prueba y el colectivo se celebra a sí  mismo.

Percibes que el nivel de alcohol que lleva la concurrencia es variable. Algunos de ellos vienen de visita, han pernoctado en la casa y ya llevaban celebrando parte de la tarde. Por lo tanto, muestran un desenfreno que a ti te desborda, traumatizado por ver algún que otro pariente convertido en puro descoque.

Y mientras tanto, el anfitrión supervisa calefacciones centrales, sillas, cubiertos y preservativos no, porque no viene al caso. Pero se masca la orgía en el ambiente aunque -en este caso- solo será gastronómica.

Que todos lo pasemos bien, hermanitos y hermanitas.

Compártelo en tu red:


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas