San Andreas (Brad Peyton, 2015. EEUU): superproducción veraniega, estruendosa y boba aunque también entretenida, que intenta resucitar aquellas disaster movies que abundaron durante los 70, lo cual consigue gracias a la fórmula de siempre: espectaculares escenas de destrucción y un guión y unos personajes verdaderamente planos y estereotipados. Se sostiene gracias a su notable uso del CGI, demostrado particularmente en la secuencia del maremoto que inunda la ciudad de San Francisco. Por lo demás, es uno de esos films que parecen haber sido firmados por Roland Emmerich. Una Alexandra Daddario en las antípodas de su personaje de la primera temporada de True detective alegra el percal.