Por Leandro Martín Dudkevich @mdudkevich
En el Nuevo Gasómetro, River cayó por 2-0 ante un contundente San Lorenzo. Stracqualursi hizo un gol prácticamente en el vestuario y el millonario no supo recuperarse.
El comienzo de la tarde fue por demás anormal. Ramón Díaz se fue expulsado por ingresar tarde al campo de juego y así River se quedó sin DT antes de que empiece el partido. Los de Boedo sorprendieron a una defensa desacomodada y Denis Stracqualursi se encargó de poner el 1 a 0.
Desde el banco, Emiliano Díaz no daba crédito a sus ojos y en ese momento se empezó a ver la peor cara de River en lo que va de la temporada. Una defensa “fantasma” que tuvo errores muy groseros tanto para salir jugando como para detener los ataques rivales. En 15 minutos del primer tiempo, no era goleada de milagro.
Con la moral por las nubes y tras un tiro libre, Mauro Cetto quedó sin marca y no tuvo problemas para transformar en gol el centro. Al minuto 20, San Lorenzo se imponía por 2 a 0 y quería más.
Las imprecisiones del lado visitante fueron cada vez más y recién cuando le acercaron a Emiliano Díaz un celular para hablar con Ramón, River se asomó al área azulgrana. Un primer tiempo sin lugar a dudas para el olvido.
La única esperanza parecía residir en el vestuario. En aquella charla técnica más necesaria que nunca, quince minutos decisivos. Solo ahí el Pelado podía transmitir la fórmula para un giro de 180 grados.
Así fue como River salió a la cancha con los tres cambios: Rojas por Ledesma, Iturbe por Mauro Díaz, y Luna por Trezeguet. El cambio de actitud fue instantáneo, y el equipo salió a buscar el descuento a toda velocidad. Pero fue por esa misma velocidad, que el juego era desordenado y las ansias a medida que pasaban los minutos empezaban a jugar en contra.
En los últimos minutos, la presión bien ejercida por River a lo largo del segundo tiempo, empezó a flaquear y San Lorenzo finalizó el partido jugando mucho mejor. La Banda se salvó de la goleada pero no del baile.
Haciendo un análisis en frío, claramente podemos deducir que la ausencia de Ramón en el banco fue determinante para el desarrollo del partido. El DT fue muy autocrítico en la conferencia de prensa y dijo que la responsabilidad por el resultado era meramente suya. Para ser un poco optimistas hay que resaltar la labor de Barovero, que supo resolver bien en dos mano a mano, algunas cosas de Iturbe y nada más.
A pesar de la tranquilidad de Ramón, lo cierto es que su defensa hoy fue una sombra, Bottinelli sucumbió ante los chiflidos de la hinchada cuerva, Ponzio y Vangioni mostraron un nivel muy por debajo de lo habitual y el resto del equipo no estuvo mejor. Será una semana larga y con muchísimo trabajo por delante, los errores de hoy sirven para mejorar en el futuro.
Esta historia apenas va por el cuarto capítulo, River tiene pergaminos para salir adelante y seguramente el técnico, a pesar de no poder dirigir el próximo partido en el Monumental, podrá encontrar las variantes para cambiarle la cara a un River que hoy fue más que pobre.