San Lorenzo, el peor final, ahí

San Lorenzo se ubica en su hora más extrema. La derrota sobre el final ante Unión 1 a 0 en Santa Fe lo coloca por debajo de Tigre en la lucha por la permanencia, y todavía en zona de promoción, luego del triunfo de All Boys ante San Martín de San Juan. Quedan 4 partidos por delante y lo que se viene es una incógnita.

Las fechas pasan y el destino aparece inexorable. San Lorenzo se encuentra en su propio laberinto, encerrado, palpa las paredes, intenta hacer algún agujero. Imposible, la salida no aparece ni por asomo. Lo trágico que sonaba al empezar el 2012 la palabra promoción, hoy aparece como la opción más potable. Cualquier hincha de San Lorenzo firmaría una reválida sin demasiados preámbulos. Pero, el temor llamado descenso directo surge, irrumpe y golpea con fuerza en Boedo. Las reminiscencias de 1981, ése caos institucional, futbolístico, dirigencia y económico que hoy, luego de las pésimas administraciones de Rafael Savino y Carlos Abdo, coloca a San Lorenzo en una de sus horas más tristes. La fiesta, el despilfarro de dinero que no había, los grupos inversores volátiles, la historia que, cambia de figuritas pero el destino siempre el mismo.  El club vaciado y chicos que, sin comerla ni beberla, ponen la cara en el desenlace. Aquellos que prometieron la gloria, abstracta, etérea, desaparecieron a la primera de cambio. De ellos, ni noticias.

Un largo viacrucis, el plantel de Caruso Lombardi, quien perdió su primer partido por el campeonato desde su debut, no soporta los vaivenes de una situación insostenible, las piernas se entumecen, la claridad escasea y el carácter afloja. Esto, en un grupo de jugadores de mediocre nivel, salvo alguna excepción como la fortaleza física de Buffarini o los resquicios que restan de Leandro Romagnoli, no equivalen a lo que requiere un equipo para salvarse. San Lorenzo hace lo que puede. Muy poco, pero más no le pidan, es lo que hay.