Tras el 0-3 sufrido en el Jalisco la semana pasada, Vélez tenía que golear para pasar a Chivas como local para pasar a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Y el Fortín, que dejó todo en la cancha, quedó a un gol de consumar la hazaña. Si los de Gareca no pudieron festejar en la noche del miércoles fue por la enorme actuación de Liborio Sánchez, el, hasta hace unas semanas, tercer arquero de las Chivas de Guadalajara, que por cosas del destino debió hacerse cargo del arco del Rebaño Sagrado en este delicado momento.
Vélez, decidido a dar vuelta la historia, salió a buscar el partido desde el comienzo. Santiago Silva, quien volvió a la titularidad en este partido, marcó a los dos minutos de juego y alimentó las esperanzas de los jugadores de hinchas fortineros. Los argentinos nunca renunciaron a atacar y generaron peligro constante al arco rival pero se encontraron siempre con el joven e inexperto Liborio Sánchez, quien fue la figura del encuentro impidiendo una y otra vez que los locales estiraran la ventaja. Liborio resguardaba su arco con sus manos, con sus pies y hasta con su cara.
A medida que pasaban los minutos aumentaban los hombres de ataque en el Fortín y el nerviosísmo crecía. Parecía imposible volver a batir al arquero del Rebaño Sagrado. Sin embargo, a un minuto del final, el Roly Zárate lograba resucitar la ilusión de los argentinos estirando la ventaja a dos goles de diferencia. A Vélez le faltaba un solo gol para forzar los penales, gol que nunca llegó…
Vélez no logró la hazaña y, a pesar de la buena actuación de este miércoles por la noche, se quedó afuera de la Copa Libertadores. Un Chivas casi juvenil, con varios jugadores concentrados con la Selección Mexicana, lo sacó del máximo certamen a nivel de clubes de América, el cual, sin dudas, era el objetivo principal del equipo de Gareca. El Fortín intentó pero una noche que pintaba para gloriosa terminó en fracaso.