Salvando las distancias, se vuelve a repetir la novela de Riquelme en Boca: un jugador querido por la hinchada no es del gusto del entrenador, quien por diferentes circunstancias se ve obligado a ponerlo. Una vez en la cancha, el talento termina ganando la batalla y el protagonista se vuelve insustituible. Con otra descollante actuación de Juan Sánchez Miño, de él se trata, Boca derrotó 2-1 a Independiente como local, vengó la eliminación de la Copa Sudamericana y continúa siendo el único líder del Torneo Inicial. La fecha 7 todavía no finalizó, pero ya nadie podrá alcanzarlo.
Sánchez Miño volvió a ser determinante para Boca
Julio César Falcioni ya ha demostrado en más de una ocasión que el joven volante no encabeza la lista de sus preferencias. Si lo incluyó entre los titulares, fue por rotación, la lesión de un compañero, o algún otro imponderable. En este caso, lo que le abrió la puerta fue el bajo rendimiento de Cristian Chávez, al que finalmente se le acabó el crédito y dejó su lugar para que el DT pueda enterrar la figura del enganche y volver al 4-4-2 que tanto le gusta.
Ya desde el comienzo el 28 se encargó de avisar que su presencia no iba a pasar desapercibida, con dos claras chances de gol que no llegó a concretar. En una, salvó Osmar Ferreyra sobre la línea, en la otra Leonel Galeano trabó su remate. Poco a poco el dominio de Boca se fue apagando y así terminó siendo Independiente el que se puso en ventaja. A los 22 minutos, Ferreyra recibió solo por la izquierda y armó una jugada magistral: ingresó al área, eliminó con un caño a Emiliano Albín, desairó la barrida de Rolando Schiavi, y cuando efectuó el pase atrás la pelota rebotó en Matías Caruzzo y se metió en el arco.
No tardó en llegar la respuesta del Xeneize. A los 26 minutos, Clemente Rodríguez abrió para Sánchez Miño, y el recientemente convocado por Alejandro Sabella para el seleccionado local volvió a poner sus cualidades al servicio del equipo: deliciosa asistencia (algunos la podrían llamar centro, pero sería una blasfemia) para el certero cabezazo de Santiago Silva que se convirtió en el empate. Tras la igualdad, siguió siendo superior el conjunto dirigido por Américo Gallego, quien ha generado una mejoría desde su llegada, pero deberá seguir pronunciando esta levantada si quiere evitar los problemas con el descenso.
Apenas iniciado el complemento volvió a aparecer el chico de la película: tras una salida en falso del Rojo, le birló la pelota a un endeble Hernán Fredes. Avanzó sin oposición un buen tranco, y tras desacomodar con un quiebre de cintura a Cristian Tula sacó un zurdazo que venció la resistencia de Hilario Navarro y se transformó en el 2-1. Golpe psicológico del que nunca se recuperó el visitante. Peor aún, minutos más tarde otra desatención en su defensa casi le permite a Diego Rivero anotar el tercero.
Lucas Viatri abraza a Silva, autor del transitorio empate
En el juego no pasó mucho más: Boca controló los tiempos como sabe hacerlo y sin redondear una gran actuación se llevó un triunfo fundamental para mantenerse en la cima. Todavía quedaba, sí, un nuevo capítulo, una nueva demostración de la poca estima que tiene Falcioni con quien es actualmente el mejor jugador de su equipo. Ante la salida de Clemente (desde el banco pensaron que estaba lesionado, algo que el jugador negó) el que ingresó fue Nicolás Colazo, pasando el autor del segundo gol a jugar de lateral, una posición que no siente y que no le permite rendir al máximo. No importó, ya lo que tenía que hacer lo había hecho… ¿Será titular la próxima fecha? Para la mayoría la respuesta es obvia, pero habrá que esperar hasta el próximo domingo por las dudas…