Pregunta: Hola, me remito a tu excelente blog con la confianza de que me resolverás una duda: sobre Santa Constanza. He leido que tienes un apartado en la página, pero no está lo que busco, que es la santa Constanza, la hija de Constantino el Grande (también santo como sabrás. El asunto es que he visto muchas imágenes de esta santa, asi, como corposantos, esto lo he aprendido en tu pagina y quería saber si alguno es ella, o como se le puede venerar y donde, si hay alguna imagen. Gracias.
Respuesta: Lo primero, agradecerte tu lectura y atención a mi pequeña página, una más en un mundo lleno de sitios sobre santos. Solo con que tú hayas aprendido algo, ya vale la pena el esfuerzo de hacerla y dobla la satisfacción. Y paso al tema:
Santa Constanza de Roma, virgen, princesa. 19 de febrero.
Hay que empezar diciendo que santa Constanza no está incluida en los martirologios romano o cualesquiera que se consideren oficiales, aunque si lo está en listas no oficiales de santos. Sinceramente, no habría pasado a la historia de no ser por el bello mausoleo que su padre Constantino le dedicó en Roma, convertido en basílica y que con el tiempo terminó llamándose de “santa” Constanza, porque allí se encuentra su tumba (en la imagen).
Leyenda:
Un análisis de su “vida” lo primero que hace es poner en evidencia el poco valor histórico de las leyendas que narran su paso por esta vida. La suya y la de un par de santos más. Algo de historia hay, claro, pero muy mezclado con fábulas piadosas. Así es que Constanza era hija de Constantino el Grande, y padecía de escrófulas (lepra según otras versiones). Contantino la ofreció como esposa a su general Gallicano, recientemente viudo, pero a este no le hizo mucha gracia y se negó. Por tanto, Constantino lo envió a Tracia, para defender las fronteras romanas contra los bárbaros.
Gallicano, conocedor de la fe cristiana, hizo un voto de convertirse a la nueva fe si salía victorioso. Como no podía ser menos en una hagiografía, así sucedió: venció y se convirtió. Al regresar a Roma supo que Constanza había sido sanada milagrosamente por Santa Inés y que, junto a sus propias hijas Augusta, Ática y Artemia (celebradas también el 19 de febrero) se habían dedicado como vírgenes consagradas, junto a la iglesia de Santa Inés. Constanza tenía dos esclavos a su servicio, Juan y Pablo, a los que legó, a su muerte, la libertad y su patrimonio.
Al asumir el poder Juliano el apóstata, Juan y Pablo, fueron martirizados, con la intención del emperador de recuperar el patrimonio de Constanza (se celebran el 26 de junio). Luego del martirio, tres cristianos Crispín, Crispiniano y Benedicto los enterraron. Gallicano fue martirizado en Alejandría, adonde se le había desterrado por cristiano. El martirologio romano lo recoge a 25 de julio.
Historia:
Es cierto que el emperador Constantino tuvo una hija, cuyo nombre correcto es Flavia Julia Constantina, aunque generalmente es llamada Constanza. Sin embargo, consta históricamente, que no era una virgen consagrada, sino que estaba casada con Anibaliano. Y más aún, si creemos al historiador militar Amiano Marcelino, era una mujer completamente carente de principios, “un demonio en forma humana, una furia femenina siempre sediento de sangre”. (1)
Si Constantino tuvo otra hija que no tomó parte en la vida cortesana y pública, es desconocido por los historiadores o cronistas del momento. Lo cual no es de sorprenderse si, realmente, vivió recluida, primero por la enfermedad y luego por la consagración virginal. Queda en la sombra.
Un par de dificultades más: aunque el nombre de Gallicano era común, y en la época descrita hubo, dos muy conocidos, Vulcacio Gallicano, prefecto de Roma en 317, y Ovinio Gallicano, cónsul en 330, pero no consta ninguno en la guerra contra los bárbaros de Tracia. Por otro lado, es increíble que un general fuera martirizado tal y cual cuenta la leyenda. Y la segunda, el relato del martirio de los Santos Juan y Pablo, los ponen sometidos a interrogatorios por el propio Juliano en Roma, pero es conocido que después de convertirse en emperador, Juliano no puso un pie en Roma.
Por tanto, hay todos los motivos para tener la leyenda como fabulosa y sin sentido, uniendo a personajes de diversos momentos en una misma situación. Pero tranquilos, si bien la narración de sus vidas y martirio es falsa ¡hay indicios para creer en su existencia y culto muy antiguos! Pero eso, en el otro artículo, que este es muy largo. Además, así os aumento el interés.
(1) Historias, Tomo I, libros XIV-XVI.