Descubre la forma de vida de los primeros habitantes celtas de España.
Poblado celta en el ‘Monte de Santa Tecla’.
Hace más de 3.000 años, la civilización celta llegó a la desembocadura del río de mayor tamaño de Galicia, el Miño, y decidió quedarse. ¿La razón? Se trataba de un lugar mágico con muchos recursos naturales y unas vistas impresionantes que permitía a los miembros de esta comunidad mantenerse alerta de los distintos frentes que podían intentar invadirlos: por un lado, los habitantes de A Guarda (Pontevedra), municipio que acoge la desembocadura del cauce gallego; por otro, los vecinos portugueses.
Es por ello que esta civilización estableció su poblado en la cima del conocido como ‘Monte de Santa Tecla’, organizando un sistema arquitectónico basado en una ermita (la de Santa Tecla, su patrona) y un conjunto de casas de piedra en forma circular y cubiertas por un tejado a base de paja.
Panorámica de la desembocadura del rio Miño.
Para celebrar el asentamiento de este poblado, la segunda semana de agosto se celebra la ‘Fiesta del Monte’. Este festejo casi centenario reúne a miles de personas de distinta procedencia que, juntos, suben a la cima del monte para comer, beber, cantar y bailar al ritmo de bombos y de la música de las bandas de gaitas que cada año se dan cita en el lugar. Estas últimas son, además, las protagonistas de uno de los momentos más memorables, ‘la Jura’, es decir, el juramento de cada banda de que al año siguiente volverá a acudir para celebrar esta fiesta.
Ya en septiembre se celebra una fiesta más tradicional con la Romería de Santa Tecla, un vía crucis, una misa y la venta de productos típicos gallegos.
Visitar el Monte de Santa Tecla implica conocer un conjunto declarado en el año 1931 como Monumento Histórico Artístico que forma, además, parte de la lista de Bienes de Interés Cultural. Ello es debido al buen estado de conservación del poblado, así como por la majestuosidad de un lugar desde el que puede divisarse la frontera con Portugal, separada por la unión de las dulces aguas del río Miño con la bravura del Océano Atlántico.
Si te decides a visitar el Monte de Santa Tecla, no dudes en aprovechar para conocer, además, la riqueza de las Rías Baixas. Hospédate en alguna de las casas rurales próximas al sur gallego (puedes buscarlas aquí) y acércate a las playas de arena blanca y aguas turquesas, adéntrate en paisajes interiores de incomparable valor y conoce una cultura y gastronomía que no te decepcionará.
La cultura celta te espera, ¿a qué estás esperando para conocerla?