Pregunta: Quisiera saber sobre Santa Victoria de Tivoli, Italia, cuya fecha se conmemora el 23 de diciembre.
Respuesta: La Santa por la que preguntas aparece conmemorada junto a los también mártires Anatolia y Audax, éstos se conmemoran el 9 de julio y Victoria, como bien dices, el 23 de diciembre; aunque es importante hacer notar que estas fechas son las del Martirologio Romano después de que Baronio los introdujera en éste; y que previamente y en otras fuentes se los ha celebrado en días distintos.
La passio, datada en el siglo VIII, es auténtica, con la salvedad de algunos detalles fantasiosos que conviene no tomar en serio. Según ésta, Anatolia y Victoria eran dos jóvenes oriundas de Tívoli y prometidas en matrimonio a dos patricios, que rompieron el compromiso para consagrar su virginidad a Cristo. Éstos las hicieron encerrar en sus propiedades y trataron de vencerlas por hambre, pero fue inútil. Cuando supieron que las dos jóvenes habían vendido su dote y entregado sus bienes a los pobres, las denunciaron ante el emperador Decio, quien dictaminó su destierro a sus respectivas posesiones: Victoria a Trebula Mutuesca –actual Monteleone Sabino- y Anatolia a Tora, donde sería martirizada junto a un hombre llamado Audax, verdugo suyo, al que ella había convertido.
Victoria, por su parte, reunió a unas sesenta (!) vírgenes bajo su techo, a las que enseñaba a tejer y cantar los salmos, y con ellas pasaba el tiempo en recogimiento y oración. Su fama de santidad era tal, que el gobernador local acudió a ella para pedir que ahuyentara a un dragón que tenía aterrorizada a la región, prometiéndole, a cambio, cristianizarse él y toda la población. Victoria acudió a la boca de la cueva donde moraba el monstruo, le gritó que se marchara y la bestia, obediente, se alejó para siempre. Con esto se ganó el reconocimiento –y la conversión- de la población, pero un tiempo después le enviaron un sicario de parte de su prometido –quien la había vuelto a denunciar ante el prefecto local, no al que había ayudado con el dragón, sino otro-, que entró en su casa y ante la mirada de sus compañeras, la agarró del pelo y la fue arrastrando así por el suelo hasta el foro de la ciudad (vaya escenita). Allí la hizo arrodillar ante una estatua de Diana y quería obligarle a adorarla, pero ante la negativa de Victoria, le atravesó el corazón con una espada. Tenía veinte años de edad. Los lugareños recogieron el cadáver, lo ungieron y lo envolvieron en una sábana de lino. Luego lo lloraron, haciendo gran luto durante una semana, y finalmente le dieron sepultura en la misma cueva de donde ella había ahuyentado al dragón, colocándola en un sarcófago.
El culto a estos mártires nació en el mismo lugar del martirio, la región sabina. Desde ahí se ha ido expandiendo a otras zonas de Italia. El cuerpo de Victoria, después de varios traslados para ponerlo a salvo de los sarracenos, ha quedado en la abadía de Farfa en el monte Mategnano, mientras que su cráneo, junto con el de Anatolia, se venera en la abadía de Sacro Speco en Subiaco. Los atributos de esta mártir son la espada –o puñal, a veces clavado en su seno- y el dragón. Existen otras mártires de nombre Victoria, y muchas más que son simplemente cuerpos procedentes de las catacumbas, pero ésta es la más conocida de todas.
Meldelen