Revista Arte

Santiago Arranz. El laberinto de los signos y símbolos

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
"El que solo busca la salida no entiende el laberinto y, aunque la encuentre saldrá sin haberlo entendido"
"Es el laberinto donde el arte se reinventa desde la oscuridad"
"El artista no es el oráculo de su propia obra. Una obra permite explicar un relato desde la experiencia de cada uno"
Pablo J. Rico Santiago Arranz José Bergamín

Con motivo de un reciente viaje a Huesca tuve la ocasión de visitar el Museo de Huesca que no conocía. Desde el año 1968 está ubicado en el edificio de la antigua Universidad Sertoriana -de estilo barroco, construida en 1690 por el arquitecto oscense Francisco Antonio de Artiga-. Se encuentra adosado de lo que aún se conserva del palacio de los Reyes de Aragón y que está considerado como uno de los mejores ejemplos del románico civil de finales del XII.

El museo se divide en dos secciones: la de Arqueología y la de Bellas Artes que ocupan cuatro salas cada una. En la parte correspondiente al palacio de los Reyes de Aragón se encuentra la sala de exposiciones temporales. La colección de arqueología abarca diferentes épocas, desde el Paleolítico Inferior hasta la Baja Edad Media, con piezas de gran relieve por su singularidad. Respecto al apartado de Bellas Artes, sobresale el retablo barroco de la antigua capilla de la Universidad Sartoriana, así como algunas obras de Goya y su entorno, y del artista local Ramón Acín.

Santiago Arranz en el laberinto del arte

En la sala de exposiciones temporales se exhibe una retrospectiva del pintor y escultor Santiago Arranz (Sabiñánigo, Huesca, 1959) que lleva como título Santiago Arranz. El artista en su laberinto, a través de 142 obras entre pinturas, esculturas, grabados, relieves, collages, dibujos, bocetos preparatorios, libros de artista e instalaciones, que recogen cuatro décadas de producción artística, concretamente del periodo 1980-2020. Está comisariada por el historiador y crítico de arte Pablo J. Rico, gran conocedor de su trabajo. Rico fue director del Museo Pablo Gargallo de Zaragoza y de la Fundación Miró de Palma de Mallorca.

La muestra se ha configurado como un laberinto que ocupa las salas de La Campana y de Doña Petronila -hija del rey Ramiro II el Monje y esposa de Ramón Berenguer IV-. De todos modos, no se trata de un laberinto del que es difícil de salir, sino que se trata de un laberinto abierto, en el que "los espectadores pueden elegir su propio recorrido siguiendo su intuición estética o cualquier tipo de asociación visual o evocación que le vengan en mente". Este singular recorrido permite al público poder contemplar las obras de manera más íntima y personal. Además, se trata de una única sala -en la otra hay una instalación- en la que están colocadas todas las piezas presentes en la exposición, y la idea del laberinto es la más adecuada para que se puedan exhibir todas ellas.

Santiago Arranz se formó en la Universidad de Barcelona donde se licenció en Historia del Arte. Más adelante recibió dos becas que le concedieron las diputaciones de Huesca y Zaragoza para ampliar estudios en París. Ha expuesto de modo individual en España, Francia, Italia, Bélgica, Colombia y Marruecos. Ha realizado proyectos de reformas arquitectónicas en diferentes espacios como, por ejemplo, la biblioteca del antiguo convento de San Agustín de Zaragoza y en las Capuchinas de Huesca, así como la realización de esculturas monumentales al aire libre. Hace diez años se celebró en el edificio de La Lonja la retrospectiva Una y otra realidad, en que se pudo contemplar una parte importante de su trabajo. Actualmente tiene su taller en la localidad de Castejón de Sos, en la Ribagorza oscense.

En su primera etapa creativa se movía entorno a la figuración, donde la materia ocupaba una parte muy importante en sus composiciones, que solían ser de formatos grandes. Posteriormente, y tal como se puede apreciar en la exposición actual, se interesa por experimentar con nuevos materiales, soportes y técnicas. Pero lo más destacado de su trabajo es la creación de " repertorios iconográficos, con novedosos vocabularios de alfabetos artísticos con carácter esquemático y antropomorfo, que aúnan simbolismo y que los convierten en un lenguaje propio e identificable del artista".

Para Pablo J. Rico, la obra de Santiago Arranz "dialoga con él porque la experiencia del artista creando es intransferible". Este dialogo lo vemos en cada una de las pobras que se exhiben, originándose un discurso en el que observamos desde elementos relacionados con la naturaleza, a nivel vegetal o mediante el paisaje, pasando por el cuerpo humano fragmentado.

En varias de las obras se percibe la existencia de una determinada manera de mostrar el surrealismo, pero desde una visión muy personal, ya que está dotado de una mirada y simbología diferente a los postulados de las primeras vanguardias del siglo XX. Son imágenes que perfectamente puedan ser fruto de algunos recuerdos infantiles, de pesadillas o bien de relacionar la realidad con lo onírico. Los signos a través de las letras y los números surgen de modo natural, creando un abecedario muy especial que se mueve entre lo clásico y lo moderno.

Una característica de su trabajo es el vaciado, o sea la extracción de materia en sus composiciones abstracto geométricas, tanto las que representa de modo circular como rectangular.

La multiplicidad de las escenas representadas configura un mundo extraño y a la vez sugerente. Asimismo, hay obras figurativas en las que este vaciado aparece con toda nitidez. En conjunto, este sistema de signos y símbolos que acompaña su trabajo le sirve para "pasar de la ficción a la función en una permanente mutación del pensamiento a la vida".


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