Revista Espiritualidad

Satisfacción sin felicidad y felicidad sin satisfacción

Por Valedeoro @valedeoro
Satisfacción sin felicidad y felicidad sin satisfacciónDefinir la felicidad no es nada fácil. Todos nos damos cuenta cuando estamos feliz (o cuando no lo estamos), sin embargo la definición exacta se nos escapa. Una segunda palabra que aparece con frecuencia en mis investigaciones sobre la felicidad es la satisfacción. Aunque algunas personas utilizan ambas palabras de forma intercambiable, todos los idiomas que conozco hacen la distinción entre estos dos conceptos. Me atrevería a decir que debe haber una diferencia de significado entre ambas. Así que lancé esta pregunta a las redes sociales (y cualquier persona que se me cruzara en la vida real): ¿Cuál es la diferencia entre felicidad y satisfacción?

Descubriendo la fuente: ¿externa o interna?

Tanto en facebook (link) como en twitter y en mi entorno real las respuestas a esta pregunta apuntaban a una diferencia en la fuente de la sensación. La satisfacción suele derivarse de algo que hayas conseguido por tus propios esfuerzos (aunque sea de forma indirecta). Por lo tanto la satisfacción no suele aparecer por sorpresa. En cambio la felicidad no se basa necesariamente en lo que hayas hecho tu. Aunque puede ser fruto de una acción tuya, también puede aparecer sin tu intervención directa.

Diferencias y similitudes entre felicidad y satisfacción

Por supuesto la satisfacción y la felicidad pueden aparecer juntas. Cuando pinté mi piso me sentí satisfecha por haber cumplido este reto y a la vez feliz por poder disfrutar de un piso bonito. Sin embargo esto no significa que la felicidad cause la satisfacción o viceversa.

Satisfacción sin felicidad: resultados que cumplen con las expectativas

“Sin felicidad” en este contexto no se refiere a que esté infeliz por el resultado, sino que el resultado no me ha hecho saltar de alegría. Algunos ejemplos (y estos variarán según la persona ):

  •   sacar exactamente la nota que esperaba en un examen
  • *encontrar la solución para un problema analítico
  • *cocinar un plato extremadamente complicado para una cena

Lo que tienen en común estas situaciones es el reto controlado. Sí que tengo que esforzarme, y sí soy consciente de lo puedo conseguir.

Felicidad sin satisfacción: acontecimientos y resultados sorprendentes

Muchas de las “cosas que me hacen feliz” y que escribo regularmente en facebook caben en esta categoría: el sol que me acaricia la cara en la terraza, el señor que me abre la puerta cuando llego cargada del supermercado, bailar salsa una noche entera, tomar café con una amiga. Me alegran el día sin que haya hecho ningún esfuerzo para conseguirlo. Lo único que hace falta para disfrutar de estos momentos de felicidad es percibirlos.

Felicidad satisfecha: resultados que van más allá de lo esperado

Aunque felicidad y satisfacción sean dos conceptos diferentes, sí que pueden ir juntos. Generalmente eso pasa cuando llego más allá de mis propias expectativas (correr 15km en vez de 10km por estar inspirada), cuando alguien más también disfruta de lo que he conseguido (disfrutar con los amigos de la comida preparada con tanto esfuerzo) o cuando la recompensa es más de lo esperado (el momento más feliz después de pintar el piso fue el momento de ir a dormir).

Tarea práctica: esfuerzo y atención

Aunque no son lo mismo, estoy segura de que tanto la satisfacción como la felicidad te ayudarán a estar más a gusto contigo misma. Y lo bueno es que puedes influir en ambas: define tus metas (por pequeñas que sean), para disfrutar de los resultados. Presta atención a lo que te rodea, para darte cuenta de lo bella que es la vida.


Imagen: splityarm / flickr


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