Las cuatro de la mañana de un sábado-domingo, tacones, un par de copas de más (es decir, dos copas, no suelo beber con lo cual eso ya es más que suficiente) y una altura de unos... 60 metros sobre la calzada por la que no dejan de pasar coches. Son ingredientes más que suficientes para sufrir vértigos y mareos, pero ese toque de un suelo aparentemente inexistente hacen el cóctel más que explosivo no apto para estómagos ni mentes sensibles. Si además eres supersticioso (que por suerte no es mi caso) no podrás olvidarte de que estás en un piso trece, eso si, el color predominante es el naranja lo que significa ¡fiesta y alegría!
El amarillo lo pone el pelo perfectamente peinado de las rubias explosivas que abundan por allí, ya sea bailando "house" o exhibiendo palmito sabiéndose observadas y más que acechadas por el personal masculino. Típica estampa de cortejo del animal racional que ya quisieran los documentales del "National Geographic".
Un curioso local de la noche madrileña en el exclusivo hotel Puerta de América que no está nada mal para ver un skyline nocturno de la capital en el que el protagonista es "el pirulí" (aunque en la foto haya querido pasar desapercibido)
Y si no os entusiasma el cóctel que os he comentado, podéis disfrutar del delicioso "watermelon" por el módico precio de doce euros que un día es un día.