Imagino a Bendis encerrado en su estudio y con el único contacto con el exterior a través de una portezuela por donde le pasan comida y cena. No puede ser de otra forma si hablamos de uno de los autores mas prolíficos de los últimos tiempos, al que no parece pesarle la carga de trabajo. Uno de esos proyectos que mantiene abierto es Scarlet, cuyos cinco primeros números recoge Panini en un tomo cargado de extras.
Scarlet es una chica normal, que un buen día entiende, por las malas, que el mundo esta corrupto y que nadie parece hacer nada para cambiarlo. Pero para eso está ella, para emprender una lucha contra parte del sistema, en concreto contra aquellos miembros corruptos del cuerpo de policía, en la que nuestra protagonista se convierte en toda una justiciera.
Para un autor como Bendis, al que muchos adoramos por su trabajo en Powers, Scarlet se le queda demasiado “burbuja argumental”. Enseña pronto sus cartas y espera que el interés esté en conocer como la protagonista ha llegado a esa situación y hasta donde llegará su cruzada. A ratos, me recuerda en los mensajes a las movilizaciones del movimiento de Indignados, que se extendió desde España al resto del planeta. En otros momentos, quiere demostrar su buenas maneras cuando se trata de una historia con personajes femeninos y, en todo momento, su idea es que el lector empatice con la protagonista. Y no logra casi nada, convirtiendo la lectura en un batiburrillo de situaciones y diálogos aburridos y densos, de tal forma que puedes dejar de leer y continuar la historia a través del dibujo, algo excesivo, de Maleev. Mira que me gusta este dibujante, pero aquí se pierde un poco y tampoco hace su mejor trabajo.
Muy poco y encima caro. Gasta tu dinero en otra cosa.
Valoración:4
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