Scrapbooking = papel, tijeras, algunas técnicas y mucha imaginación

Posiblemente no hayas oído hablar del scrapbooking, pero lo reconocerás en cuanto veas unas imágenes. Es más, seguro que has disfrutado (¡y a lo grande!) de este hobby.

¿Has decorado álbumes de fotografía con otros elementos: entradas de conciertos, sobrecitos de azúcar, cintas de colores…? ¿Has escrito un diario y has añadido flores secas, botones, recortes de revistas…? ¿Has envuelto un regalo con papel charol, papel celofán, gasas y detalles que has encontrado mágicos y divertidos? Eso es el scrapbooking.

Scrapbooking = papel, tijeras, algunas técnicas y mucha imaginación

Imagen: Wikimedia Commons

El scrapbooking es una afición centenaria que ahora vuelve a ser de interés. Es fácil, barata, los resultados pueden ser sorprendentes y es una vía de escape a la imaginación de cada uno. Se conocen álbumes mixtos de textos, dibujos y recortes de cartas y recetas desde el siglo XVIII. Y ya en el XIX con la invención de la fotografía, se popularizó hasta el punto de comercializarse álbumes pensados a este efecto: más gruesos, con candados y esmeradas cubiertas.

El término viene del inglés scrap (recorte) y a los seguidores se les conoce como scrapbookers.

Los soportes más utilizados son los cuadernos, cajas, marcos, bandejas o calendarios. Pero cualquier elemento decorativo del hogar puede ser atractivo para un scrapbooker. ¿Un centro de mesa para una reunión familiar?

Las técnicas usadas son variadísimas: caligrafía, papiroflexia, recorte, pegado, rasgado, estampado, repujado en relieve, costura, pintado mediante plantillas (estarcido)…

Imagen: Wikimedia Commons

Actualmente puedes encontrar kits de material específicamente destinados a esta afición, como en la fotografía adjunta. Aunque la protagonista principal debe ser siempre la fotografía, a la que conviene acompañar con pequeños textos descriptivos. Y es también importante recordar que, además del sense of wonder (la capacidad de maravillar) de estas fotos bellamente expuestas, estemos explicando una historia. Esto es, que mantengamos el interés página a página.

Los materiales más comunes son las tijeras con formas, el cutter, el pegamento, la troqueladora o perforadora, papeles decorados, sedas, cintas, ojales, remaches, botones, purpurinas, lentejuelas, sellos, plumas, tinta, rotuladores… Pero si quieres añadir una receta de cocina, puedes ilustrarla con lentejas estratégicamente repartidas y el recorte de una revista mostrando una cuchara de madera. ¡Imaginación al poder!

Imagen: Wikimedia Commons

Actualmente hay programas de edición fotográfica que permiten crear álbumes virtuales con todos los lujos del scrapbooking, pero sin materiales reales. Y claro, falta el encanto de poder pasar la mano sobre el papel y disfrutar de las texturas, de los grandes hallazgos y de los pequeños fallos que también son parte de la diversión. Aquí tienes un ejemplo virtual:

Si te ha gustado este artículo y te ha entrado el gusanillo de hacerte scrapbooker, disfruta con la galería de Descrapbooking.es, una de las webs españolas más populares sobre el tema, o con el magnífico blog de Cinderella’s Scrap World. Te dejamos con otras imágenes que pueden darte ideas.