Se abre la veda señores, empieza la carrera para ver quién dispara más y cuántas presas se apuntan, los equipos están preparados, el morado, el rojo, el azul, el naranja, todos quieren acaparar la atención.
Llegan esos momentos de promesas etéreas que se diluyen en sus programas como esos perfumes de imitación.
Vuelven las obras, las inauguraciones, las primeras piedras, los parches en la red de carreteras y el sacar del cajón esos proyectos que llevan más de una década siendo de clamor popular.
No pensé que jamás dijera esto, pero siento un asco profundo por la situación política de mi país, y por como unos y otros venden a España por un puñado de pactos.
Los españoles nos merecemos algo mejor, no un país donde lo único que te valoran es ser una sanguijuela experta en vivir de subvenciones o un borrego con presbicia que no ve más allá de su nariz. Pero claro, si nos ponemos a mirar a ciertos políticos, sus vidas se reducen a mamar de la teta o a decir sí señor a lo que le dicen los de arriba, aunque no importe que tu conciencia te diga lo contrario, total es disciplina de partido…
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