Se fue el único Ronaldo

A la población del fútbol mundial se le hizo un nudo en la garganta cuando Ronaldo certificó oficialmente su retiro de las canchas, a pesar de que ya había anunciado su adiós tras la eliminación del Corinthians en la Libertadores. Al contrario de muchos grandes, el Fenómeno se dio el gusto de poder tener sus últimos minutos como profesional disputando un partido oficial con la selección brasileña. Ingresó para jugar los últimos 15 minutos del primer tiempo en el amistoso contra Rumania, en lugar de Fred, e infló de emoción a todos los fanáticos, pese a que no pudo irse con un gol.

Con más kilos aún que cuando se decía que estaba gordo -quedará en el corazón de cada uno aceptar o no el supuesto hipotiroidismo del crack-, entró cerca de los 30 del primer tiempo, mientras que Fred, quien le dejó su lugar, le hizo una reverencia antes de que entrara por última vez a un campo de juego.

Testigo de lujo, Sergio Pezzotta, el árbitro argentino, tal vez no podrá decirles a sus nietos que fue un gran referí o que hizo escuela en el arbitraje, pero sí podrá contarles que presenció en directo el adiós de uno de los mejores futbolistas de la historia. Dicho de paso, tantas veces cometió errores con su silbato, podría haber enmendado un poco la cuenta e inventar algún penal para que pateara el astro, que tuvo que irse sin el elemento que enmarcó en oro su carrera: el gol.

Los rumanos no se prestaron a la fiesta. Lo jugaron como una fecha FIFA, con seriedad, y no como una fiesta u homenaje. No le dieron un centímetro de ventaja. El arquero Tatarusanu ni de casualidad le regaló un descuido y hasta se lució sacándole dos pelotas. No entendieron nada. Del otro lado, sus compañeros -festejaron el gol del 1-0 de Fred imitando al Fenómeno-, con Neymar a la cabeza, buscaron todo el tiempo habilitarlo para que pudiera calentar la garganta por última vez. Ronaldo demostró que con el exceso de equipaje y la inactividad a cuestas, todavía tiene el pie calibrado y tocó de primera tres pelotas como en su vida lo harán varios. Le quedó servida una ideal para ese festejo que todos querían, pero se disfrazó de Funes Mori y definió hacia las estrellas.

Como sea, tuvo su último cuarto de hora en una cancha, enfundado en la camiseta brasileña, con la que ganó dos mundiales y se convirtió en el máximo artillero de la historia de las copas del mundo. Terminaron haciéndole un pasillo de honor. Se fue uno de los goleadores más temibles e ilustres de los últimos tiempos y de los registros eternos de la pelota. Como homenaje, Cristiano Ronaldo debería anularse la segunda parte de su nombre o nosotros ignorarla y decirle simplemente Cristiano. Hay y habrá un solo Ronaldo, y es Luís Nazário Da Lima.

Perlita: Nike le quiso hacer su propio homenaje al “Fenómeno”. Para eso, sacó este comercial titulado: Antes y Después de Ronaldo