Revista Religión
BY RICK WARREN — Cuando hablas sobre tu dolor con otras personas, encuentras oídos dispuestos a escuchar – especialmente si hablas de un dolor que la otra persona está experimentando en ese momento. Pero para que Dios pueda usar el dolor que estás experimentando en tu vida, en beneficio de otras personas, para su propósito o para tu beneficio, tienes que ser auténtico. No puedes disfrazarlo. No puedes falsificarlo. No puedes fingirlo. Debes ser verídico y honesto acerca del dolor en tu vida.
El mejor ejemplo de esto es el apóstol Pablo. Al leer los libros del Nuevo Testamento que él escribió, podemos ver que él es honesto acerca de cinco cosas en su vida sobre las que a nosotros normalmente no nos gustaría hablar con otras personas. Él solo revolucionó el Imperio Romano. El cristianismo se propagó por todo el mundo porque él estuvo dispuesto a ser honesto acerca de cosas sobre las cuales nosotros no estamos dispuestos a ser honestos.
¿Cuáles son? Para ayudar a otras personas debes ser honesta acerca de éstas cinco cosas:
Tus sentimientos.
Pablo dice en 2 Corintios 6:11, “Les hemos hablado con toda sinceridad y nuestro corazón está abierto a ustedes” (NTV). Pablo no solamente enseñó a otros; él abrió su corazón y compartió sus sentimientos. Si vas a tener un impacto en la vida de los otros, debes aprender a compartir tus sentimientos.
Tus faltas.
Esto es un poco más difícil. En la Biblia Pablo nos dice: “Que cada uno cargue con su propia responsabilidad.” Gálatas 6:5 (NVI). Es bastante fácil ver y admitir que nadie es perfecto. Sean honestos, humildes y específicos al admitir unos a otros sus faltas.
Tus equivocaciones
Pablo dice, “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el peor de todos.” (1 Timoteo 1:15b NTV). Pablo continúa describiendo cómo persiguió a la iglesia y estuvo ahí cuando Esteban era apedreado. Él es muy franco acerca de sus equivocaciones.
Tus frustraciones
Pablo dice, “Hay en mí el deseo de hacer el bien, pero no puedo llevarlo a cabo” (Romanos 7:18 PDT). ¿Te sientes así algunas veces? No quieres mirar eso, no quieres leer aquello, no quieres actuar de esa manera, pero lo haces. Es este nivel de espontánea sinceridad la que hará la diferencia en la vida de otros.
Tus miedos
Pablo dice en 2 Corintios 12:20, “Me temo que cuando vaya a verlos no los encuentre como quisiera, ni ustedes me encuentren a mí como quisieran.” (NVI). Cada vez que compartes un miedo con alguien, resultan dos cosas: baja el nivel de temor en tu vida y anima a la otra persona.
Pablo dice que todos estamos quebrados. Así que, ¿por qué no admitirlo? Si tratas de negarlo, te sentirás miserable. Y no ayudará a nadie. Debes aprender a ser honesto acerca de tus miedos, faltas, equivocaciones, frustraciones y sentimientos. Cuando lo haces, eres sanado y otras personas son sanadas.
Reflexiona sobre esto
¿Por qué te parece que es tan difícil compartir nuestras faltas con otros?¿Cómo te has beneficiado cuando otras personas compartieron sus miedos, faltas, equivocaciones, frustraciones y sentimientos contigo?
¿Quién en tu entorno está experimentando un tiempo difícil y podría beneficiarse si compartieras con ella tu experiencia similar?