Los Fórmula 1 son máquinas delicadas, muy delicadas, y el actual líder de la GP3 puede dar fe de ello.Alex Lynn era el protagonista de una exhibición en Cheliábinsk, Rusia, cuando decidió contentar a los aficionados presentes con una serie de trompos que sobrecalentaron el motor de su Red Bull RB7.
Lynn tuvo que bajarse del monoplaza antes de lo previsto tras comprobar por sus retrovisores como la zaga de su coche estallaba en llamas. El resultado: un incendio.
El incendio del RB7 llega una semana después de que el W05 de Lewis Hamilton ardiera durante la sesión de clasificación del Gran Premio de Hungría.
