Revista Toros

Se les jodió la Fiesta

Por Antoniodiaz

Se les jodió la Fiesta

Alberto de Jesús


Escrito por "el Tío Escarchas"
Escríbelo, o titúlalo, así mismo, compadre. Pon bien grande, y en negrita, que me alegro, y no es que sea mala gente, que tu ya me conoces. Pero lo de hoy -por ayer- ha sido de traca, amigo, y sabes que mi menda, como la tuya, tampoco se pirra por el José Tomás. Pero no se me caen los huevos al suelo si te digo que el tío ha estao bien de verdad, a secas, sin fingimientos, y poca gente se ha enterao. Vale que el ambiente era festivo, más que eso, viendo la clase de peña que pululababa en derredor de la plaza, como yonkis que zanganean en la puerta del chabolo dónde venden la pringá, aquello parecía que iba a ser un Sodoma y Gomorra orejero.
Mis ojitos vieron a fulanos que los únicos cuernos que han visto en su vida han sido en los putiferios de Telecinco, una muchacha había, muy afisionada ella, que iba de entendida, y que decía que los toros del Pilar eran de Zaragoza, seguro que la corrochana le reza a la Pilarica del campo charro... El charlatán del Calamaro, que va de filósofo taurino, cuando no deja de ser un trepa más de los que gustan que les llenen la panza en fincas y que los toreros les brinden faenas en Villaconejos, también andaba por aquí, el pobre, haciendose fotos en plan rockero de la puebla. También he visto la élite del snobismo, repeinados culturetas cuyos kilométricos apellidos no caben en los folios de las íelepes ésas. Y que cada día tengo más claro que es la gente más cruel, ignorante y sádica que existe. Firman para que el toreo sea cultura y toda esa parafernalia, y después pagan miles de euros con el único interés y morbo de ver como un animal le saca y le pisotea por la arena, las tripas a un tío. ¿O alguien ha visto a alguno de estos malnacidos pagar siquiera, doce euros -tres paquetes de Winston- de una andanada para ver a Pauloba, Curro Díaz o Luis Vilches? Extranjeros había más que en el festival de Eurovisión, unos venidos desde Londres, un montón de gabachos dejaron las cuestas del Tour para venirse a la huerta valenciana, y los hermanos mexicanos eran legión. Un cachondo bigotudo, emponzoñado en que el monstruo es ya medio manito -será de Hualapagar, digo yo-, porque lleva sangre autleca e hidrocálida, me dió la tarde, con el aliento macho, corrosivo por el tequila y los jalapeños, qué manera de destrozarme los tímpanos, compadre.
Pero como también en Sodoma los hubo justos, he tenido la suerte de ver amigos de otros lugares de la chocha España, aficionados cabales que poco tienen que ver con el colorido zoológico de personalidades que antes te he dicho, y a los que se les adivinaba la ilusión, el miedo y la esperanza. Ilusión por poder firmar como testigos en juicio de tanta expectación; miedo al fracaso, que nos hubiera enterrado a todos, no sólo a Tomás; y esperanza por el toreo, que coge una bocanada de aire serrano y aunque sigue con la bombona, ya por lo menos carraspea, aunque el optimismo del gargajo nos queda lejos.
Lo que pasó en la plaza fue normal, auténtico, aunque claro, ahora que lo pienso, en estos tiempos de corridas de bacalaos, lo auténtico no es lo normal. En fin, que José Tomás, se puso en el sitio y toreó con vocación de héore que no de artista, y ahí es dónde surgió el problema. Estoy hablando del primer toro, bueno, torito, quede claro, en el que no hubo pintamonas, ni toreo de cara a la galería. Quitando mi amigo el mexicano, todos los demás que tenía a mi lado se miraban con cara de besugos. Tenían los probes su pañolico preparado, con el eslógan orejista, que ya podían haberlo cambiado por una frase de Corrochano, y así de camino aprenden algo, pero no, compadre, los gachós se quedaron rayados, de piedra, porque vinieron a ver volar un tio por los aires, a rendir culto a la sangre, si es la del hombre, mejor, que la de la bestia da "como cosa" verla, animalitos míos. "Sólo" pudieron ver a un torero desafiar los límites de la prudencia, quedarse quieto, vencer al viento y supongo, rezar, sí se es ateo, como es el caso, por lo menos se busca el amparo del dios del temple, que la verdad, no lo escuchó. Sí que hubo tropezones, enganchones, pero venimos a ver a Tomás, que carajo, el que quiera ver dar pases a cámara lenta, que eche mano de los del Plus o se haga partidario del Manzana, a ver lo qué emociona más. Tuvo gran mérito, porque el pilarico, que diría la buenorra, fue rabiosillo, encastado como dicen por ahí, no, ni de coña, y lo fue más por su condición de "crudo" en el caballo que de otra cosa. Cabeceaba, se metía y el de Galapagar lo sometió y le pudo, que digo yo que eso es torear, y todavía no entiendo como la basca no se dió cuenta realmente de lo que allí sucedía. Venían a la Fiesta y les dieron toreo. Faena para aficionados, que dirían los clásicos. Pero, amigo, ayer no eramos mayoría.
Con el quinto, más toro, se volvió a repetir la escena de los primeros tercios, quites de infarto, sin musas ni recochinadas de ésas, con muchos aayyss ahogados en saliva amarga, y dos gallos de pelea en competencia, gracias a Saldívar, que no se achantó, y que menudo torero va camino de ser. A este, al novillote adelantao, me refiero, tampoco se le picó, lo que multiplicó sus complicaciones, que hasta esa hora venían a ser la mansedumbre y la embestida recostada, siempre por los terrenos del hombre. Clínicamente, el inicio de faena fue un disparate, una cosa de locos, benditos sean, eso de empezar con estatuarios a un toro con semejantes problemas, pero volvemos a lo de antes, y el que no quiera, que no lo vea, ayer toreaba José Tomás, el que desee buena lidia, que se vaya a ver a... a... a.., bueno, que ponga vídeos de Esplá. Se llevó el porrazo, que estaba cantado, y la peña entró en ebullición, el espiritu de los miles de fanáticos que llevaban dentro los poseyó, muchos tenían lo que venían a ver, en el esportón ya se llevaban el argumento que todo pijo clavelero quiere cuando está el pétreo de por medio: una tragedia para contar. El caso es que se rehizo, como es natural en él, y volvió a la cara del Fraile. La faena hirvió, si te digo la verdad, no recuerdo ya ningun muletazo, sólo sé que estaba resollando en el tendido, y que el mexicano era un inocente niño de San Ildefonso a mi lado. La madre que me parió, que manera de perder los papeles.  Aquello fue el acábose, digno de estudio, la capacidad de persuasión que tiene ese tío en la plaza. Luego llegó el tema de las orejas, que es curioso, se traen aprendido desde casa una especie de consigna que viene a decir algo así como "las orejas son despojos, no importan", y cuando no dan una, a la mierda el lema. Se montó la gorda, los abajofirmantes, los bienpensantes de la cultura, al a limón, se ciscaban en los muertos del usía y se acordaban de su santa madre, lo que le habrán pitado los oídos a esa pobre señora.
Compadre, que salí contento como unas castañuelas de la plaza, porque ví el toreo después de mucho tiempo, me he dado cuenta de que sigue existiendo, de que como en Sierra Morena, todavía queda un lince tirado al monte dispuesto a salvar la especie y que aún hay algo de esperanza. Lo negativo que me traigo de vuelta para Sevilla es lo que envuelve a la tauromaquia, una especie de verbena con criaturas emperifolladas que no saben a lo que van. Por eso mi alegría es doble, porque a muchos los doscientos, trescientos o cuatrocientos napos se les han atragantado. Iban de fiesta y algarabía y han visto torear simple y llanamente. Lo que para mi, y muchos es una fortuna, para ellos es una ruina. La próxima vez, que recapaciten en lo que van a ver y, si no, que dejen el asiento al aficionado. Muchos de los cuales, valencianos, se quedaron sin poder ir a los toros en su feria...

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