Revista Psicología

¿Se llega alguna vez a la madurez emocional?

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

Lecciones que nos da la Vida: ¿Se llega alguna vez a la madurez emocional? 
Hace ya algún tiempo que no dejo de preguntarme si soy lo suficientemente maduro como para saber buscar el camino que me lleve a la salida correcta y detener, así, esta caída libre en la que me encuentro.
Seguramente, mi evidente falta de madurez es la que me impele a escribir estas líneas y a expresar las dudas y temores propios del ser inmaduro. Siendo sincero, y después de algunas experiencias fundamentales que me tocó vivir en diferentes momentos de mi existencia, pensaba de mi mismo que estaba más cerca de la madurez de lo que realmente estoy (o creo estar). Y la pregunta que se me ocurre en estos momentos es la siguiente: ¿Algún día se alcanza el estado de “madurez” o es todo un proceso de la persona que no se acaba nunca? Obviamente, no me refiero al aspecto físico sino al psicológico.
Muchas personas creen de manera errónea que el solo hecho de ir envejeciendo les va otorgando madurez automáticamente. ¡Cómo se equivocan y cuánto hacen equivocar a los demás con su irresponsabilidad! Y cuando huimos de nosotros mismos, incluso sabiéndonos responsables de algo o alguien, ¿responde ello a un acto de inmadurez o más bien al contrario? Supongo que tengo una percepción confusa de todo ello pero no me parece una pregunta baladí.
Vamos a reflexionar un poco sobre esto.
Según los psicólogos, la madurez emocional es ser capaz de aceptar la realidad de las personas y cosas tal cual son. Ante esta contundente definición, me doy cuenta de que vivo en una sociedad tremendamente inmadura y que, durante años, ha engañado y se ha dejado engañar por pura ambición y ansia de aparentar. Ahora nos lamentamos y solo algunas voces tímidas se atreven a tildar de inmadura a esta sociedad, porque existe aún la equivocada idea de que la madurez se alcanza a medida que obtienes los bienes materiales que la sociedad te impone para no sentirte desubicado, y a la vez sentirte “a salvo” en el entorno. Es como si para ser maduros tuviéramos que pasar por el tubo de una sociedad que, a su vez, no duda en destrozarnos cuando le conviene y se ríe entonces de nuestra supuesta madurez.
Es evidente, pues, que las posesiones materiales no te hacen madurar más. Es más, en ocasiones, nos hacen retroceder. Mi angustia existencial es en este punto máxima porque, además de saberme inmaduro, nunca he llegado a pasar totalmente por ese tubo que la sociedad impone…, “y así te va”, me decían algunos con sorna evidente pero esclavos totales de un sistema que los tiene enormemente engañados y, peor aún, atrapados de por vida.
Quizá la madurez, según mi opinión, sea conservar tu libertad en toda su extensión a lo largo de la vida. Y ser libre no significa en absoluto renunciar a las etapas de la vida o retirarse al monte, cual Zaratustra nietzscheano. Me gusta la definición del psicoanalista inglés, John Bowlby, según el cual la persona madura es la que se acerca al mundo con seguridad, pero que si tiene dificultades, está dispuesta a buscar apoyo en figuras dignas de confianza. ¡Qué poco se da ya esto entre nosotros! No sólo no escuchamos a los demás sino que no tenemos ni siquiera intención de hacerlo…, y a todo esto yo lo llamo simplemente “escandalosa falta de humildad”, algo muy propio de estos tiempos, que sin duda alguna es un síntoma preclaro de inmadurez. “Y así nos va”, les digo yo ahora a mis críticos coetáneos.
Preguntado sobre esto, un conocido de la familia, psicólogo, me envía los siguientes consejos para alcanzar una mayor madurez y sentirme mejor conmigo mismo:
1. Confía en ti mismo y en la capacidad que tienes para actuar de una manera acertada.
2. Ten paciencia con los demás y piensa que no todos deben estar de acuerdo con tu punto de vista.
3. Debes conectar de una manera positiva con las personas que te rodean, ya sean familiares, amigos o simplemente personas que trabajan contigo.
4. Debes tratar de ayudar a quien puedas y apoyar a aquellas personas vulnerables que encuentras en tu día a día.
5. Debes tener la capacidad de tomar decisiones que te convienen y que te van a ayudar a prosperar.
6. Debes ser humilde para aceptar tus errores.
Este conocido me ha dicho que tiene más pero que, para empezar, pruebe con éstos. Y yo me pregunto: ¿alguien más se ha planteado alguna vez su “nivel” de madurez?
Fuente: Piensa, es gratis.


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