Revista Salud y Bienestar
Se presenta un nuevo Sistema de Ajuste de Riesgo de Pacientes Quirúrgicos y Críticos para conocer los riesgos antes de una cirugía
Por Fat
Durante el XXVIII Congreso Nacional de Cirugía, que se está celebrando esta semana en Madrid, el Dr. Antonio Zarazaga, del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario La Paz, presentará el Sistema de Ajuste de Riesgo (SAR) en los Pacientes Quirúrgicos y Críticos. El SAR es un proyecto, patrocinado por AstraZeneca, que permitirá que el médico, el paciente y su familia conozcan de antemano el riesgo que asume una persona cuando se va a enfrentar a una cirugía.
“De esta forma, se podrá escoger la opción más apropiada, en el caso de que haya varias, y poder observar si los resultados finales se desvían mucho del riesgo previsto y, en este caso, tomar medidas correctivas”, observa el Dr. Zarazaga. Las herramientas para el cálculo y almacenamiento de los principales Sistemas de Ajuste de Riesgo formarán un historial del paciente con todos los indicadores analizados a lo largo de su episodio de ingreso.
Mediante estos sistemas, el clínico evaluará los procesos previamente, valorará el riesgo individualmente y tomará la decisión indicando la actitud terapéutica más aconsejable para la mejor evolución posible de cada paciente.
Hasta ahora, el almacenamiento de datos se viene realizando en la historia clínica de forma manual tras hacer un cálculo previo e individualizado. “Los sistemas informáticos actuales generan información clínica administrativa (cuadros de mandos con pacientes atendidos, ocupación de quirófanos, estancia media, índice de complejidad, etc.), pero ni siquiera valoran la morbimortalidad. Digamos que la información existente en el Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD) es demasiado grosera para que el clínico valore sus resultados y afine sus indicaciones dentro del entorno hospitalario”, explica el Dr. Zarazaga. Si los cálculos se realizaran de manera automática y en una base de datos, se facilitaría su conservación y posterior explotación.
En la misma línea, también se cuestionará el concepto de ‘Mortalidad global’, cuya validez se pone en duda porque, en opinión del Dr. Zarazaga, la tasa de mortalidad debería ajustarse a la gravedad de la enfermedad, a la reserva fisiológica del paciente y a la experiencia demostrable del clínico. Por ello, propondrá como nuevo enfoque la ‘Mortalidad Evitable’ (aquella que podría haber sido evitada según los estándares de una atención sanitaria correcta). “La evaluación y análisis de esta mortalidad evitable, basándose fundamentalmente en métodos objetivos de análisis estadístico mediante sistemas de puntuación de la gravedad, se considera, a pesar de sus dificultades, el estándar para la evaluación de la calidad asistencial. Para analizar escenarios utilizando esos criterios es preciso medir el riesgo en cada situación personal y eso requiere utilizar el sistema de ajuste de riesgo validado y apropiado para cada situación”, precisa Antonio Zarazaga.
Las decisiones individuales sobre los pacientes no deberían basarse sólo en la escala de gravedad, pero integrar el SAR permitiría conocer el porcentaje de morbimortalidad y comparar las actividades que puede llevar a cabo el médico para, en definitiva, mejorar la calidad de asistencia al paciente.
“De esta forma, se podrá escoger la opción más apropiada, en el caso de que haya varias, y poder observar si los resultados finales se desvían mucho del riesgo previsto y, en este caso, tomar medidas correctivas”, observa el Dr. Zarazaga. Las herramientas para el cálculo y almacenamiento de los principales Sistemas de Ajuste de Riesgo formarán un historial del paciente con todos los indicadores analizados a lo largo de su episodio de ingreso.
Mediante estos sistemas, el clínico evaluará los procesos previamente, valorará el riesgo individualmente y tomará la decisión indicando la actitud terapéutica más aconsejable para la mejor evolución posible de cada paciente.
Hasta ahora, el almacenamiento de datos se viene realizando en la historia clínica de forma manual tras hacer un cálculo previo e individualizado. “Los sistemas informáticos actuales generan información clínica administrativa (cuadros de mandos con pacientes atendidos, ocupación de quirófanos, estancia media, índice de complejidad, etc.), pero ni siquiera valoran la morbimortalidad. Digamos que la información existente en el Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD) es demasiado grosera para que el clínico valore sus resultados y afine sus indicaciones dentro del entorno hospitalario”, explica el Dr. Zarazaga. Si los cálculos se realizaran de manera automática y en una base de datos, se facilitaría su conservación y posterior explotación.
En la misma línea, también se cuestionará el concepto de ‘Mortalidad global’, cuya validez se pone en duda porque, en opinión del Dr. Zarazaga, la tasa de mortalidad debería ajustarse a la gravedad de la enfermedad, a la reserva fisiológica del paciente y a la experiencia demostrable del clínico. Por ello, propondrá como nuevo enfoque la ‘Mortalidad Evitable’ (aquella que podría haber sido evitada según los estándares de una atención sanitaria correcta). “La evaluación y análisis de esta mortalidad evitable, basándose fundamentalmente en métodos objetivos de análisis estadístico mediante sistemas de puntuación de la gravedad, se considera, a pesar de sus dificultades, el estándar para la evaluación de la calidad asistencial. Para analizar escenarios utilizando esos criterios es preciso medir el riesgo en cada situación personal y eso requiere utilizar el sistema de ajuste de riesgo validado y apropiado para cada situación”, precisa Antonio Zarazaga.
Las decisiones individuales sobre los pacientes no deberían basarse sólo en la escala de gravedad, pero integrar el SAR permitiría conocer el porcentaje de morbimortalidad y comparar las actividades que puede llevar a cabo el médico para, en definitiva, mejorar la calidad de asistencia al paciente.
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