Revista Medio Ambiente
Parece que el frío no se resiste a abandonarnos y a pesar de que la nieve se niega a cuajar en zonas bajas, por encima de los 1500 metros, las montañas aparecen completamente cubiertas. Muchas veces, los momentos son tan efímeros que casi no somos capaces de apreciarlos. El paso de una nube baja o la entrada de un banco de niebla es capaz de transformar completamente el paisaje durante unos segundos.
Dentro del hayedo, un arroyo sigue corriendo pendiente abajo, mientras el agua que gotea de las ramas sobre del cauce se hiela formando carámbanos.
Y sobre las rocas de la orilla, las pequeñas gotas de agua que salpica la corriente se transforman en cristales brillantes atrapando pequeñas ramitas de musgo en su interior.
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