Un estudio desarrollado por investigadores de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la URV (Universidad Rovira i Virgili), concluye que se puede reducir la obesidad infantil con programas escolares. El estudio ha tenido una duración de 28 meses y han participado 1.222 niños de 24 escuelas de Reus (Cataluña) y 717 niños de 14 escuelas de otras localidades que actuaban como grupo de control. Se pretendía demostrar que la prevalencia de la obesidad infantil en Reus podía reducirse con este tipo de programas.
En la investigación se tomaron medidas antropométricas a todos los niños participantes durante diferentes momentos del periodo del estudio, se realizaron encuestas sobre los hábitos alimenticios y el estilo de vida que tenían los niños, antes y al finalizar el estudio. Los resultados muestran que en el grupo de niños que realizaron clases prácticas sobre los hábitos saludables, recibieron una introducción sobre los objetivos nutricionales y desarrollaron actividades relacionadas con la alimentación y ejercicio físico con las familias, se redujo la prevalencia de la obesidad en un 2’36%.
En cambio, en el grupo de control formado por los 717 niños que no participaron en los programas escolares mencionados, la prevalencia de la obesidad se incrementó en un 2’03%. Recordemos que se habla de un estudio de 28 meses de duración, por lo que a mayor tiempo, mayor será previsiblemente el aumento de la tasa de obesidad. Diferenciando por sexos, parece ser que en las niñas el descenso de la prevalencia de la obesidad fue mayor que en los niños, los investigadores consideran que esto puede deberse a los cambios fisiológicos que suelen aparecer antes en las niñas que en los niños.
Parece ser que estos programas escolares enfocados a la nutrición y al estilo de vida contribuyeron a reducir el índice de masa corporal, mejoró el estilo de vida, se incrementó el número de horas que se dedicaban a las actividades físicas y por supuesto, se mejoró la alimentación infantil. En la investigación se trataba de detectar los estilos de vida asociados a los factores de riesgo de la obesidad, dietas poco equilibradas, sedentarismo, etc. Con los resultados se pretendían desarrollar estrategias para abordar estos factores asociados al riesgo de obesidad.
Según leemos aquí, entre los resultados obtenidos (bastante obvios por cierto) se desprende que comer habitualmente pescado es un factor que protege contra la obesidad, mientras que comer a menudo en restaurantes de comida rápida incrementa el riesgo de sufrir obesidad. Total, que esta investigación no hace más que ratificar lo que otros investigadores han asegurado, es necesario introducir una asignatura de nutrición en la escuela, seguir programas escolares relacionados con el estilo de vida, la alimentación y el ejercicio físico, con ello se reduce el índice de obesidad. Implantando este tipo de programas poco a poco se puede dar la vuelta a la tortilla y hacer que la prevalencia de la obesidad baje hasta mínimos históricos.
Cuántos estudios más serán necesarios para convencer al Gobierno de que es prioritario introducir programas escolares y una asignatura de nutrición, es una inversión de futuro, habrá menos niños obesos y por tanto menos enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad, algo que además de mejorar la calidad de vida de futuras generaciones y reducirá el gasto sanitario entre otros beneficios.
A través de este artículo publicado en la revista científica Trials podréis conocer todos los detalles de esta investigación.
Foto | Savannah Grandfather