La cercanía entre los bebés y los ancianos, más allá de las apariencias.
Si los unos inspiran ternura, instinto de protección ante el que está más débil, los otros…pues también.
La idea vino a verme esperando tanda en el médico de cabecera, al ver el tratamiento que la doctora le daba al viejecito al despedirse: “cuídese mucho, me alegro mucho de verle, tiene usted muy buen aspecto…” instantánea que seguramente nos sea familiar a muchos de nosotros.
El resto, los del medio, deberíamos de tratarnos con más piedad, comprensión, obviando nuestra educación en la competitividad, en el “cada palo, que aguante su vela”. Si en lo que vivimos, es realmente en una sociedad y en no una amalgama de intereses, que se haga notar. No podemos vivir en una comunidad esperando extraer todos sus beneficios pero sin entregar nada a cambio.
Veamonos como niños o ancianos, porque así somos frente a una vida cada vez más hostil: crisis, desempleo, desprotección social, miedo al diferente, miedo al inmigrante, miedo, miedo y más miedo; miedo que atenaza y que, al igual que una sociedad, reclama sus sacrificios, pero sin réditos a cambio.
Hala ya os dejo seguir viendo el Madrid-Barça