Título original: Sukalde kontuak
Director: Aizpea Goenaga
Guionista: Aizpea Goenaga
Intérpretes: Mikel Losada
Óscar Terol
Mariví Bilbao
Bárbara Goenaga
Isidoro Fernández
Aitziber Garmendia
Roberto Alonso
Lander Otaola
Loli Astoreka
Gorka Aguinagalde
Productor: Juan Luis Ezkurra
Fotografía: Javier Aguirre
Música: Álvaro Fernández Gaviria
Montaje: Guillermo S. Maldonado
Nacionalidad: España
Año: 2.009
Duración: 90 minutos
Edad: 7 años
Género: Comedia
Distribuidora: Barton Films, S. L.
Estreno: 22-05-2.009
Página WEB: Web Oficial de la película en España
Web Oficial de la distribuidora en España
Tráiler de la película en You Tube
Calificación:
Crítica: 2,153 Espectadores: 4.958
Vizcaya: 2,438 Recaudación: 27.057,20 €
España: Puntos (Popularidad): 0
Rugoleor: Índice de popularidad: 0
Sinopsis:
La acción arranca en una escuela de cocina. Es aquí donde se encuentran llorando desconsoladamente (pero por efecto de la cebolla picada) los seis alumnos del último año, futuros cocineros: Alberto (un inmigrante boliviano, con aspecto de indígena), 'Piras' (un joven muy espabilado y movido), Ikerne (una joven de pueblo, moderna, con aspecto saludable), Galder (algo más mayor que el resto, un hombre perdido), Xalba (el guaperas del grupo, surfista), y Estefanía (una joven nada interesada en la cocina, viene obligada por sus padres que son dueños de un pequeño restaurante). El profesor, Juantxo, que es un hombre grande, como un oso, cascarrabias, un loco bullicioso que aunque lo intente no puede esconder la pluma, intentará poner algo de fundamento en esta cuadrilla de vagos, pero le va a costar ya que le lloverán problemas uno tras otro como caídos del cielo. Este tosco cocinero vive hastiado de sus alumnos ya que estos tienen mas interés en fumar porros que en aprender a ser los transmisores de la cultura culinaria ya que lo único que tienen en la cabeza es como irse de allí, para la desesperación de Juantxo. Por fortuna siempre hay alguna joya, este es Alberto, el inmigrante. Justamente es la madre de éste quien recientemente se ocupa de cuidar a la madre de Juantxo que sufre de Alzheimer. Juantxo esta muy unido a su madre y no le va a resultar facil dejar el cuidado de su madre en manos de una desconocida. Además la madre tiene una forma de ser muy viva y Hilda, la madre de Alberto al contrario, tiene poco fundamento. Ese día en concreto, Juantxo no puede soportar por más tiempo la peste que hay en la cocina. Alguien ha dejado pudrir comida en algún lugar y no se puede soportar la peste. Hay que hacer una limpieza profunda. Las quejas de los alumnos serán en vano. Al final Piras siguiendo el olor descubrirá que viene del techo...
La muy atractiva Bárbara Goenaga protagoniza el debut tras las cámaras de su tía, Aizpea Goenaga. Una comedia culinaria rodada en euskera sobre una escuela de cocina con problemas económicos en la que su profesor lucha contra la desidia de sus aprendices. La acción se desarrolla a lo largo de un día, y tiene en su seno un descubrimiento imprevisto que será clave para el devenir de la escuela. Juan Mari Arzak, uno de los mejores cocineros del mundo, se presenta a un cameo.
Crítica:
23.05.2009 – JOSU EGUREN
Nos quedamos sin Lubitsch
Billy Wilder pensaba en Ernst Lubitsch, Aizpea Goenaga en la ETB1; ésta es, a grandes rasgos, la primera impresión que me sugiere un primer y último pase de “Sukalde kontuak”. “Secretos de cocina” es una telecomedia agrandada, lo justo para dar el salto a las pantallas de cine, aunque la forzada transición entre formatos no sirve para ocultar sus orígenes. Las primeras líneas de la sinopsis promocional la delatan, y cito: 'La acción arranca en una escuela de cocina. Es aquí donde se encuentran llorando desconsoladamente (pero por efecto de la cebolla picada) los seis alumnos del último año, futuros cocineros [...]'. Lo han adivinado, es el contenido del paréntesis, esa voluntad por sobreexplicarlo todo, incluso antes del estreno, el peor vicio que ha heredado Goenaga de su experiencia televisiva.
Puede que vista en pequeñas dosis e interrumpida por las treguas publicitarias de turno, la cinta llegase a ser tolerable para los estómagos de los espectadores aficionados a las peores comedias televisivas; pero la realidad es que Aizpea Goenaga no contiene una diarrea de gags que nos salpica con la tenacidad de la gota malaya, en un intento desesperado por arrancar la sonrisa del público. Las situaciones cómicas se agolpan, poniendo en evidencia a unos actores que, pese a su voluntad, no consiguen enderezar el rumbo de un guión sin sentido; pero es más triste comprobar cómo se desperdicia un espacio físico tan jugoso como lo es nuestra cocina.
Pienso en Lubitsch y recuerdo su “Bazar de las sorpresas”, con aquel magistral juego de puertas batientes y dobles sentidos, y enseguida vuelvo a la cocina de Goenaga para comprobar que la cámara es un elemento funcional sin mayor valor que el de la paleta para la pintura figurativa . Poco o nada se sugiere, y salvo el efecto chocante que produce ver a una pareja de simpáticas actrices sudamericanas empapadas por la necesaria inmersión lingüística, todo lo demás sabe a cocina precocinada servida en un plato frío.