Los azares de la programación y de la selección propia ante el caudal de propuestas que ofrece el Festival de Cine Europeo de Sevilla nos hizo ayer enfrentarnos a tres propuestas con jóvenes protagonistas: un niño kosovar de 10 años, cinco hermanas turcas y dos adolescentes lituanas centran la mirada de Babai, Mustang y The Summer of Sangaile, respectivamente. Tres ejemplos de juventudes de una Europa nos lleva más allá del este.
Babai
Con la crisis de los refugiados sirios en nuestros noticieros en estos momentos, Babai echa la vista a la similar situación que a inicios de los 90 vivieron miles de kosovares que, huyendo de una guerra inminente, partieron a tierras centroeuropeas en busca de una vida. La película de Visar Morina toma la mirada del niño Nori que ve como su padre hace verdaderos esfuerzos por emigrar a Alemania y dejarlo en la estacada.
Nueva variante de un género que podríamos denominar niño perdido busca a su padre/madre, Babai ofrece una visión desoladora de los egoísmos y absurdos adultos desde el prisma de un niño que debe aprender a ser mayor, replicando todo lo peor de sus mayores. Morina acerca la cámara a sus personajes para que no perdamos de vista un solo momento del viaje de Nori. Repetitiva por momentos en cuanto a las diferentes aventuras del niño y aunque no termina de rematar con un final demasiado abierto, presenta una historia de interés que poca esperanza deja en su visión del ser humano.
Mustang
Avalada por su nominación como Mejor Película en los Premios del Cine Europeo anunciados ayer y el reciente galardón en el Festival de Valladolid, la coproducción Franco-Turca-Alemana Mustang narra la historia de cinco hermanas que viven con su abuela y su tío. Las niñas ven como una a una van pasando por el rito de ser casadas con el mejor postor y condenar su vida a un matrimonio infeliz.
Es imposible no empatizar a la vez que sufrir con la historia de estas niñas que ven como se le es arrebatada la belleza de su juventud, no la física, sino la emocional, mediante la censura de sus risas que acaba de la peor manera posible. Bañada de una cierta melancolía y sentido del humor, la dura realidad se acaba imponiendo dando un puñetazo a la mesa y haciendo la historia tristemente previsible. El recuerdo de Las vírgenes suicidas con su sociedad represora es alargado y sus numerosas coincidencias, a pesar de las lógicas diferencias socioculturales, acaban lastrando la película de Deniz Gamze Ergüven a un terreno falto de originalidad y garra en la puesta en escena.
The Summer of Sangaile
Nuevamente volvemos a un esquema argumental ya trillado, el del verano del descubrimiento sexual y emocional. En este caso la historia la protagoniza la introvertida adolescente Sangaile que al conocer a la expansiva Auste tendrá que enfrentarse a los miedos propios de la edad.
La película de Alanté Kavaïté tiene sensibilidad y ganas de hacer original una historia que, volvemos a lo mismo, ya hemos visto otras veces. Para intentar desmarcarse, Kavaïté acude a un tramo final lleno de ensoñaciones de corte surrealista que parte The Summer of Sangaile en dos, como si la evolución espiritual del personaje viajase mano a mano con el destino de la narración de la película. Además, la película presta poca atención al contexto social lituano, con lo que no llegamos a conocer realmente, al contrario de las anteriores cintas comentadas, cómo es visto el lesbianismo en la ex-república rusa. Pero nos tememos que no será algo demasiado bien visto.