A continuación os proporciono mi traducción de la editorial del número especial de Journal of advenced nursing sobre seguridad del paciente firmado por W. Chaboyer y G. Tobiano.
En el mismo se delinean las tendencias actuales en el papel de enfermería respecto a la seguridad del paciente como son los llamados cuidados omitidos y la participación de los pacientes en su cuidado.
Los artículos enlazados en la bibliografía estarán en abierto en la referida revista hasta Junio de 2016.
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Los hospitales son lugares peligrosos para los pacientes, un amplio panorama de estudios establece que un 9% de los pacientes hospitalizados pueden sufrir un evento adverso (De Vries et al. 20081). Un reciente estudio canadiense es particularmente relevante para la enfermería porque se enfoca en seis eventos adversos que se pueden atribuir a los cuidados (Lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia, caídas, neumonía, errores en la administración de medicación, infección urinaria y uso inapropiado de sujeciones) (D'Amour et al. 20142) este estudio revisó cerca de 2700 registros de 22 unidades de hospitalización en 11 hospitales de agudos identificando que uno de cada 7 pacientes al menos sufrieron un evento adverso, de los cuales el 77% eran atribuibles a los cuidados de enfermería. Este estudio sugiere que las enfermeras tienen capacidad de influir en la seguridad del paciente.
El reconocimiento del riesgo que los pacientes sufren en los hospitales ha llevado a focalizar la seguridad del paciente. En todo el mundo las organizaciones han desarrollado programas para resolver problemas específicos de seguridad. Por ejemplo, hace una década la OMS inició la campaña ‘High 5s’ centrada en la seguridad de la medicación, los relevos, la higiene de manos y la seguridad quirúrgica. Otros programas como “Transforming care at bedside” y “the productive Ward” (Burston et al. 20153, Burston et al. 20114) han tenido repercusión. Por último, es evidente en muchos países un enfoque a la atención centrada en la persona (o centrado en el paciente), la participación y la implicación en las estrategias de seguridad del paciente quizás influidos en parte por el programa de pacientes por la seguridad del paciente de la OMS (OMS 2013). Esta editorial trata de resaltar una muestra de las diversas áreas de la seguridad del paciente, ilustrando la base de evidencia desarrollada en este campo. Se dibuja como un análisis de concepto, porque esta técnica proporciona al lector la comprensión de diferentes términos de seguridad del paciente pese a que una editorial reciente en esta revista argumente: “No ha lugar para el análisis de concepto académicamente en la enfermería moderna” (Draper 2014 p. 12075).
El término seguridad del paciente no tiene una definición universal, con el Institute of medicine de EEUU (2003) afirmando que es la ausencia de daño prevenible al paciente durante el proceso de atención sanitaria, mientras que la OMS (2004) la describe como la ausencia de daño prevenible. El análisis del concepto “seguridad del paciente” recientemente publicado por Kim et al. en JAN (20156) definió los atributos de la seguridad del paciente como: 1) Prevención de errores médicos y eventos adversos evitables; 2) Proteger a los pacientes de daño o lesión y 3) Esfuerzos colaborativos de los profesionales sanitarios y un sistema sanitario fuerte y bien integrado. Ese estudio sugiere que existen tres visiones o perspectivas de la seguridad del paciente: Primero como un proceso o forma de hacer las cosas; segundo como un atributo de los sistemas que prestan asistencia sanitaria y tercero como una disciplina, o campo de estudio. Este profundo trabajo concluye con una definición operativa de la seguridad del paciente que abarca las tres perspectivas describiendolo como: “El resultado de los esfuerzos colaborativos de los profesionales sanitarios en un sistema bien integrado para prevenir los errores o eventos adversos evitables, de forma que se proteja a los pacientes del daño”.
El análisis de los eventos adversos y el proceso de análisis causa-raíz han sido empleados tradicionalmente para comprender los factores que ponen al paciente en riesgo de daño en un hospital. Sin embargo, en los últimos años, el estudio de los cuidados omitidos ha surgido como una aproximación innovadora para identificar riesgos para el paciente. Kalisch et al (20097) describen los cuidados omitidos como aquellos que el paciente necesita que no son prestados o son retrasados. Una reciente encuesta vía web de Tubbs-Cooley et al (20158) centrada en los cuidados omitidos en UCI neonatales ha sido publicado en JAN. Seleccionaron aleatoriamente a enfermeras de siete estados de EEUU. De 402 respuestas (22% de tasa de respuesta), 120 (30%) dijeron haber omitido al menos uno de los 35 cuidados del estudio en su último turno de trabajo. Muchos de los cuidados no fueron omitidos en ningún momento pese a que las encuestadas manifestaran que rara o ocasionalmente omitieran actividades como cuidados orales a pacientes con ventilación artificial, higiene de manos, cuidados de vías centrales y evaluación según las políticas de la unidad. Las actividades informadas como omitidas con más frecuencia incluyeron participar en las rondas (4,7% de encuestadas), evaluación de la efectividad de la medicación entre 30 y 60’ tras la administración (4,6%) y ofrecer alimento en cuanto el niño muestra signos de hambre (2,7%). Globalmente, los cuidados omitidos son pocos, pese a que puede deberse a tratarse de datos autoinformados. Los autores señalan que los cuidados omitidos pueden deberse a una decisión racional de las enfermeras dentro de sus competencias de priorización.
Resultados sensibles a los cuidados de enfermería.
Un segundo abordaje en el estudio de la contribución de la enfermería en la seguridad del paciente se ha centrado en la relación entre las características de las plantillas de enfermería y los resultados sensibles a los cuidados, también llamados indicadores sensibles a enfermería. Esta área de investigación se ha realizado principalmente analizando grandes bases de datos administrativas de hospitales y, en ocasiones, con encuestas a las enfermeras sobre los niveles de competencia y el ambiente de trabajo. En Australia, un grupo de investigadores ha publicado recientemente un análisis en JAN basado en 5 años de datos administrativos (Schreuders et al. 20159). Su estudio se centró en la relación entre el número de horas de enfermería por paciente y día su mix de competencias (definido como la proporción de horas totales realizadas por enfermeras con titulación universitaria) y 8 complicaciones sufridas por los pacientes. Su muestra incluyó casi 257000 ingresos hospitalarios en 58 unidades de hospitalización. Estos investigadores encontraron que un 11% de los ingresos se asociaron con alguna de las 8 complicaciones. Los pacientes ancianos, mujeres y aquellos con comorbilidades tenían más riesgo de padecer una complicación. En los ingresos en los que el paciente no pasó por UCI, cuando el mix de competencias era bajo, cada hora adicional de enfermera por paciente y día se asoció con un incremento de un 29% en la probabilidad de infección de herida quirúrgica y con una bajada del 19% de la probabilidad de un “fallo en el rescate”; cuando el mix de competencias era “medio” cada hora adicional de enfermera por paciente y día se asoció con un incremento de un 17% en el riesgo de úlcera por presión. Los investigadores resumieron sus hallazgos manifestando que no identificaron patrones de asociación consistentes entre la plantilla de enfermería y las complicaciones, aunque la infección de herida quirúrgica y la de tracto urinario fueron complicaciones que mostraron mejoras consistentes cuando aumentaba la plantilla. Aunque este estudio ha reflejado 5 años de datos de tres hospitales sólo identifica asociaciones y no causalidad.
La atención centrada en la persona es señalada como forma de mejorar la seguridad del paciente. Tras una revisión narrativa y síntesis de la literatura publicada en JAN, Kitson et al. (201310) identificó tres temas respecto a la atención centrada en el usuario: Se realiza donde se presta la atención; necesita de una relación entre el paciente y el profesional sanitario e implica la participación e involucración del paciente en su atención. Dos recientes artículos en JAN se centran en este último tema; la participación del paciente. El primero, australiano, examina de forma amplia la participación del paciente en los cuidados, desde la perspectiva de la enfermería. El segundo, examina la participación del paciente en los relevos de enfermería específicamente e incluye tanto al paciente como los factores del contexto que pueden influir la participación del paciente o las enfermeras durante el relevo.
LOS PACIENTES COMO ALIADOS
Nuestro equipo de investigación realizó un estudio para comprender la visión de las enfermeras en la participación del paciente en los cuidados (Tobiano et al. 201511). En el estudio entrevistamos a 20 enfermeras de 4 unidades de hospitalización “médicas” en 2 hospitales (uno público y otro privado) en dos estados de Australia y realizamos un análisis de contenido del cual surgieron 5 categorías. Primero “reconocer a los pacientes como aliados” reflejaba la afirmación de las enfermeras de que los pacientes tienen el derecho legítimo de participar en su propio cuidado. Segundo “gestión del riesgo” demuestra la necesidad de las enfermeras de tener en cuenta la seguridad del paciente, las normas del centro y la carga de trabajo cuando permiten la participación del paciente. Tercero “hacer posible la participación” abarca las estrategias que las enfermeras usan para promover esa participación. Cuarto “impedimentos a la participación” refleja los desafíos que las enfermeras enfrentan para promover la participación debido a la diversidad de los pacientes. Finalmente “Entender la participación” describe como las enfermeras creen que los pacientes pueden participar tanto en su atención física como en la comunicación clínica.
De forma relevante las enfermeras expresaron que los pacientes pueden proporcionar información clínica que mejore su seguridad; sin embargo, los relevos a pie de cama fueron una actividad de comunicación en la que no siempre se animó la participación de los pacientes. Este estudio identifica las tensiones y retos que existen cuando se implica a los pacientes en su atención. Refleja, así mismo lo que manifiestan las enfermeras pero no sus comportamientos actuales.
En el área de relevos clínicos Drach-Zahavy y Shilman (201512) realizaron un estudio predominantemente cuantitativo para determinar los factores individuales y de contexto que influyen en la participación del paciente, que también se ha publicado en JAN. Observaron 100 relevos de turno de enfermería en 5 unidades de hospitalización “quirúrgicas” de un hospital israelí. El equipo se centró tanto en la participación iniciada por el paciente como por la enfermera como medida de resultado. Los factores evaluados en los pacientes fueron “los 5 grandes rasgos de personalidad”: 1) amabilidad; 2) conciencia; 3) estabilidad emocional; 4) extroversión; y 5) apertura a la experiencia. Los tres factores contextuales fueron: La presencia de la supervisora, la presencia de familiares u otros visitantes y la carga de trabajo de la unidad medida como ratio pacientes/enfermeras. Recogieron algunas otras variables que, pensaron, podrían influir potencialmente en la participación. Los investigadores encontraron que la participación iniciada por el paciente estaba influida por el género (las mujeres participaban más), ingresos previos en el hospital, presencia de un familiar o visitante, presencia de la supervisora y tres rasgos de personalidad; estabilidad emocional (asociación positiva), amabilidad (asociación positiva) y apertura (asociación negativa). La participación iniciada por la enfermera se vio influida por la presencia de familia o visitantes, sobrecarga de trabajo en la unidad, inestabilidad emocional, extroversión y conciencia (todos negativamente). El tema más debatido cuando el paciente iniciaba la participación en el relevo era la solicitud de información aclaratoria por el paciente e información que mejoraba su comprensión de su situación. Las enfermeras iniciaron menos la participación del paciente en el relevo, no siempre mostraron el valor del papel del paciente en el intercambio de información. La fortaleza de este estudio es el uso de un marco conceptual para resumir los hallazgos; sin embargo, el uso de una regresión logística múltiple para analizar los datos siendo la muestra pequeña hace pensar que los hallazgos pueden no ser reproducibles y que el estudio puede fallar a la hora de detectar algunos factores relacionados con la participación.
Estos dos estudios sobre participación del paciente resaltan algunos factores que influyen en la participación en los cuidados de enfermería. Por ejemplo las características de los pacientes como sus rasgos de personalidad, actitudes y condición física así como el contexto de atención pueden influir y merecen una mayor investigación. Ambos estudios resaltan la importancia de la participación del paciente para mejorar su seguridad. Las enfermeras han demostrado que los pacientes pueden aportar información positivamente y clarificar la información que comparten en momentos como los relevos. Pese a lo cual a veces impiden su participación por encontrarla como fuente de conflicto.
En resumen, el reconocimiento de la frecuencia de los eventos adversos en los hospitales ha puesto el foco en la seguridad del paciente y en la comprensión de la potencial contribución de la enfermería. También ha llevado a centrar la participación activa del paciente en su cuidado. Las acciones y gestos de las enfermeras influyen de forma incuestionable la forma en la que los pacientes sienten que pueden ser participes activos de su atención incluyendo la información clínica. De una forma importante los pacientes pueden proporcionar y aclarar la información pertinente, quizás señalando cuidados omitidos. Implicar a los pacientes puede ayudar a la enfermería a adaptar los cuidados a la personalidad y preferencias del mismo sobre su participación, un paso importante para lograr su seguridad.
REFERENCIAS
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2 D'Amour D., Dubois C. A., Tchouaket E., Clark, S., & Blais R. (2014) The occurrence of adverse events potentially attributable to nursing care in medical units: cross sectional record review. International Journal of Nursing Studies 51(6), 882-891. doi: 10.1016/j.ijnurstu.2013.10.017
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7 Kalisch B. J., Landstrom G. L., & Hinshaw A. S. (2009) Missed nursing care: a concept analysis. Journal of Advanced Nursing 65(7), 1509-1517. doi: 10.1111/j.1365-2648.2009.05027.x
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