Revista Opinión

Seis años en los ruedos¹

Publicado el 16 junio 2013 por Miguelmerino

También es más fácil torear un miura que torear de salón. La gente no lo cree, pero es así. La gente no cree en milagros ni otros socorros y así van las cosas. El aficionado a milagros se queda mirando para un  cojo y le dice: levántate y da un paseo hasta la esquina y vuelta.

Toreo de salón, Camilo José cela

Seis años en el ruedo

El día de San Fermín del año de nuestro señor de 2007, sabiéndome con afición y creyéndome con estilo, salté de espontáneo a la Monumental² de Internet. Sí, es verdad, el morlaco no era un miura, que era una silla y un teclado, pero como dice Don Camilo, el del premio, es más fácil un  miura.

Desde entonces, cada vez que veía un toro cuellicorto y astifino, allá que saltaba este maletilla a pegarle dos pases y saludar al tendido. Claro que el tendido, la más de las veces estaba vacío. El tendido y la barrera. No sólo no colgaba el cartel de no hay billetes, sino que más bien el cartel decía: no hay público. Pero habiendo afición, quién se achanta. Yo no, desde luego. Seguí dando naturales, pases de pecho, manoletinas, medias verónicas y algún que otro salto de la rana, para que nos vamos a engañar y la respuesta siempre era la misma: silencio. No es que al público no le gustara la faena, es que cómo ya he dejado dicho, no había público. A lo más algún amigo al que cogía por las orejas y lo sentaba amarrado a la silla para que contemplara la faena. Eso sí, una vez acabada ésta, el respetable, puesto en pie, previo desamarre por mi parte, agitaba el pañuelo pidiendo para el diestro las dos orejas, el rabo y la cabeza disecada. Claro que en estos casos, no sé si era la calidad del trabajo realizado, la amistad del espectador o el miedo a que volviera a amarrarlo, la causa de tamaña devoción.

Algún tiempo después, más de cuatro años, decidí dar publicidad a mis faenas y las colgué en Facebook y Twitter, y allí, en Facebook, una antigua amiga, aunque eternamente joven, creyó en mí y se dedicó a venderme por todas las plazas. Se convirtió en mi apoderada ¡Gracias María Luisa! Y de este modo, alguien más comenzó a saber de mi arte y a alabármelo, que para qué nos vamos a engañar, es uno de los objetivos. Si no el principal, se le parece mucho.

Pero si un maletilla no consigue tomar la alternativa, muere maletilla. Con toda la afición del mundo, pero maletilla. Añorando aquellas dehesas y aquellas noches de luna, cuando con un palo y un capote ajado, se enfrentaba al cornúpeta negro como boca de lobo y al mayoral con más mala leche que el toro. Y para que un maletilla tome la alternativa, hace falta un padrino dispuesto a dársela. Y apareció el padrino con ganas de jaleo, y me apadrinó. Don Jesús Tadeo Silas, Er niño de Mil Humores, fue el encargado de darme la alternativa y luego Dess, Er niño prescindible, me la confirmó poco después. Y ya todo fue cuesta abajo. O mejor dicho: ahí ya me vine arriba. Y ya todo fue, recibir a porta gayola, mandar, templar, citar, bajar la mano, arrimarse y hacer desplantes mirando al tendido,  y matar clavando hasta la empuñadora. Con el toro en querencia o a la contra. Tocar pelo, ovaciones, vueltas al ruedo. En loor de multitud, que me gusta más que el olor de multitud, que lo prefiero de uno en uno, o de una en una, por mejor señalamiento. A ver, alguna faena de aliño ha habido, para que nos vamos a engañar y alguna vez pinché en hueso, pero en esos casos, se mata rápido, con descabello si hace falta y al siguiente de la tarde.

En definitiva, que ha sido a partir del quinto año, cuando se ha empezado a apreciar mi arte y mi saber estar y mandar. Supongo necesarios los cinco años anteriores de aprendizaje y prometo no dormirme en los laureles y seguir con la misma afición, tratando de entusiasmar a mi público con la variedad de mis faenas; con la sabiduría de darle a cada toro su terreno para sacar lo mejor de él y de mí. Eso sí, no prometo humildad, porque cuando el sumo hacedor tuvo a bien repartirla, servidor de ustedes estaba en la cola de la vanidad, haciendo buen acopio de ella.

Pues lo dicho. ¡Valor y al toro!

Nota 1: No voy a publicar esta entrada el 7 de julio de 2013, por el simple hecho de que soy incapaz de tener algo escrito y dejarlo sin publicar más de dos o tres días. Así que la consideraremos una entrada de casi aniversario.

Nota 2: Pido perdón a los taurófilos que puedan encontrar inexactitudes o pobreza en mis metáforas, pero les aseguro que escribir una entrada utilizando el campo semántico de la tauromaquia, desde Canarias, donde están prohibidos los toros mucho antes que en Cataluña, es todo un alarde por mi parte. Y a mí el desconocimiento nunca me ha impedido alardear.


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