Sobre La otra mitad de mi diferencia
Editorial Mirambell S.A., San José, Costa Rica, 2012.
La otra mitad de mi diferencia versa sobre poesía de género. A través del poemario se percibe un cuestionamiento de la discriminación vivida por el sector femenino a partir de esquemas patriarcales; un reclamo también a las mujeres quienes han sido cómplices de perpetuar el machismo; un reconocimiento a todas aquellas quienes, desde diferentes trincheras, han brindado sus luchas y compromisos para romper esquemas opresores; un cuestionamiento de los roles impuestos socialmente para hombres y mujeres, una exaltación a la liberación femenina y a todos aquellos hombres solidarios con la causa de género, y concluye con versos en donde se incentiva un diálogo, una sana convivencia, una concertación, una negociación, el diálogo entre mujeres y hombres, más allá de un desencuentro de géneros para la realización de una sociedad más equitativa y humanista. En ese sentido el libro posee el valor agregado de que el autor es el primer poeta costarricense en escribir un poemario netamente dedicado a la reivindicación femenina con un alto grado de denuncia, reclamo, libertad y solidaridad entre mujeres y hombres.
En pie de lucha
¿Qué nuevas melodías traerá este mar excitado? ,
¿Qué nuevas alas fecundarán nuestras miradas?…
¡No basta con retar los desatinos de esta historia!,
¡Ni desnudar la conciencia a bocajarros!
Más allá de las burlas de la vida y la muerte,
sé que seguimos teniendo la voz ensangrentada de denuncias,
labios aguerridos por la virtud de estas respiraciones que interrogan,
pues no somos más que la caligrafía desafiante
sobre este tablado de perseverancias que nos bautizan
tan al descubierto como nuestros pechos en pie de lucha…
¡Juntos!
¡Irrenunciables!
Con la placidez que crispa la autosuficiencia,
aunque casi siempre se entrelazan lacerantes pulsaciones
tenemos en nuestros nombres la sangres estremecidas…
¡tan palpitantes!,
como si de ellas hubiésemos ingerido inmortalmente
estos manjares de raciocinios en unas voraces respuestas
que se resisten a cumplir destinos.
Henos aquí,
despojados de disfraces,
sin probar más que este páramo tacto bañado
en su propia firmeza,
con un sorbo de nuestras huellas vociferando
más allá de nuestras diferencias…
Yuxtapuestos
¿Cuántos siglos de encuentros y desencuentros?,
cruzando descalzos corales arremolinados por el poder,
a veces resignándonos bajo porciones de opresión,
casi agonizando a pesar de la sangre palpitante de nuestros sexos,
desvanecidos en subterráneos fortificados de corderos y hienas,
intentando entresacar el intelecto de tu pecho,
y desgarrar el viril absurdo en mis templos
que inicuamente censuran la emoción de mis pupilas…
¡A cuántos verdugos con la verdad servida
enfrentaron nuestros versos !
Hemos iniciado tantas batallas
y abierto tantas trincheras
en mitad de las lunas,
convocando gozosos conciertos de esperanzas,
confesándonos criminales de prejuicios,
aquí te las traigo…,
y nosotros siempre tan yuxtapuestos,
¡como debe ser!
como renovados astros envueltos en palabras y hechos…
A pesar de esas miradas diabólicamente condenatorias
que se aterrorizan de nuestras ideas,
a pesar de tantos enclaustrados en sus propias ideologías,
a pesar de que aún nos toca verlos gobernar
y picotear con sus fariseos dogmas nuestras andanzas,
en cualquier esquina seguiremos tropezando
con herederos buitres de golpes y mordazas…
¡Asumimos los riesgos!…
Para que todo siga dispuesto en nuestros encuentros,
yuxtapuestos,
para seguir rasgando,
soñando,
transitando,
colectivamente,
por nuestra eminente necesidad de permanecer…
¡Así lo haremos!
Lo impensable de los infinitos
Necesito que me aferrés a la ruta de tu vacío,
a esa marca ininterpretable
en la penúltima estación
del lugar de tus misterios…
A ese nudo de pensamientos,
a esa idea sin razones,
a ese espectro sin prejuicios,
a ese largo trecho atestado de huellas…
Porque ¿cómo no emerger en esta tu atrayente locura?…
¿Cómo no circunscribir mi goce
en el ensalmo de tus recodos de vida?…
Si vos,
mujer,
me llevás
a lo impensable de los infinitos…
Rebelión de nuestras coincidencias
A veces solamente me basta recostarme
a deletrear los compases
de nuestras irreverencias y complicidades,
de esas sanadoras marchas difuminadas
en tierras ya cultivadas,
y escribo con el sensual aliento del silencio
como camarada.
Así encuentro nuevamente
en tus revolucionarios pechos
la efusión de los orgasmos de tu corazón y cerebro…
Aprender la lección quizás fue espinoso…
-A veces se debe trasformar el dolor en alimento-
¡Pero me fascina aceptar que nuestras denuncias
se levantan en poesía!
Saber que todo conspira para dejarme sucumbir
en tus desvergüenzas,
y en todas esas voces que aceleran sus regeneraciones
como seres divinos sin género,
¿quién dijo que Dios era hombre?…
Está en nosotros este sabernos juramentados
en nuestra biografía de huesos y sangre,
este asumirnos no hembra subyugada y macho dominante,
persiguiendo aún la rebelión de nuestras coincidencias.
Lecturas patriarcales
Me han acostumbrado a leerte
en binómicos esquemas,
en donde tu ser se pudre
cada vez que vocifera tu alma…,
Pacos y Lolas de verdugos vestigios
que con grilletes de neuronas
censuran nuestra inteligencia,
y te idealizan tan simple e inerte,
ahogada en la profundidad de la sandez,
demoliendo tu historia en triviales personajes
de cenicientas,
cual reina de aquelarres cotidianos,
barriendo ardores y aspiraciones,
sumergida en versículos patriarcales y
lenguajes opresores,
con el sello de santa, ramera o demonio,
sujeta a los sexistas exilios de la voz…
¡Que no nos perturbe la desidia de ese gozo patriarcal!
¡Suficiente!
Hoy quien te lo reclama es mi piel de hombre
despojada de tanta vetusta dictadura masculina…
Algunos comentarios de expertos sobre La otra mitad de mi diferencia:
Yadira Calvo Fajardo (Escritora, profesora universitaria, Premio Magón): “Carlos en sus poemas es subversivo y volcánico. En su actitud firme y dolida ante la inequidad, alza su voz poética, furiosa a ratos, rebelde siempre, contra este “insulso fálico sistema” que nos plaga “desde Aristóteles hasta Lacan”. Pero no se queda ahí, porque sabe, con Bertolt Bretch, que “las víctimas rara vez son inocentes”: alguien domina porque alguien se abandona a la dominación. Por eso exhorta a las mujeres con verbos categóricos, imperativos: “rompamos”, “atravesá”, “no dejés”; con oraciones exclamativas o interrogativas apremiantes: “¡Basta!”, “¡suficiente!” “¡confesá, mujer!”, “¿hasta cuándo?”, “¿adónde yace tu voz?”, “¿qué esperás?”, “¿por cuánto tiempo?”…
Thais Aguilar Zúñiga (Editora de la Revista Perfil, experta en temas de género): “Carlos nos da un valiente poemario que… fustiga a las mujeres a no dejarnos avasallar, embaucar, ni a desfallecer a los embates patriarcales de este siglo. El poeta se muestra indignado, enojado y terco ante la sumisión femenina -que aunque menor ahora-, continúa manteniéndonos atadas, confundidas, estupidizadas… El tono imperativo de denuncia y de necesidad urgente de reivindicación de lo femenino, es una constante a lo largo de toda la obra. Percibo en Carlos no solo una identificación profunda con la condición del ser femenino, sino también un conocimiento poco común entre los hombres -al menos los que conozco-, de nuestras más íntimas denuncias y demandas”.
Teresita Aguilar Mirambell (Poetisa y ex diputada): “La otra mitad de mi diferencia es un libro-laberinto de incógnitas no descifradas que han penetrado mi alma de mujer. No logro explicarme cómo Carlos puede describir tan finamente nuestros propios sentimientos, con esa empatía con todas nosotras, las mujeres, y con todos aquellos hombres solidarios con la otra mitad de sus diferencias… Su mensaje se torna fuerte y demandante, rebelde, melancólico, sutil, sereno, inquieto… es un himno a los humanos hermanados, la escritura, la vida, a las mujeres…, un monumento a la mujer de ayer, de hoy y de siempre; a tantas sangres que transitan.
Rose Marie Karpinsky Dodero (Profesora universitaria, primera presidenta de la Asamblea Legislativa): “Carlos necesita estar activo, sediento de conocimiento, de aprendizaje, de acción; es un idealista, un luchador, un pensador, un intelectual creativo, un hombre visionario, comprometido con su profesión, sus ideales, sus luchas, sus proyectos y con su sociedad; un guerrero de la palabra, un maestro quien conoce bien su oficio y sus propósitos en la vida, un humanista; sencillamente, un ser imprescindible para esta sociedad. Por eso, hoy, al escritor le expreso mi respeto, al discípulo le manifiesto mi orgullo y al amigo le reitero mi sincera amistad”.
Mía Gallegos Domínguez (Escritora, profesora universitaria): Un hombre llamado Carlos busca romper con los paradigmas que oprimen a la mujer desde hace siglos. Un hombre llamado Carlos responde al cuestionamiento, que en el siglo XVII, hizo Sor Juana Inés de la Cruz en contra de la inconsistencia de los varones. Carlos clama a favor de la mujer, nos increpa, nos sacude para que rompamos esquemas vetustos. Curiosamente, este clamor surge de la estrecha relación que tiene el poeta con su madre. Este es un amor que redime, que trastoca, que trasforma. La escritura de Carlos me hizo evocar la naturaleza femenina y masculina de la que estamos dotados todos los humanos. ¿Carlos nos habla desde su masculinidad o desde su feminidad? Aseguro que en el arte de crear, este poeta se convirtió en un todo, en una unidad sonora y lanzó sus versos. Es, sin duda, la obra de un hombre nuevo para una realidad que busca, incansable un mayor equilibrio. Es un hombre del siglo XXI que se atreve a cortar las mordazas y los siglos en los que los machos se les ha instituido para que ejerzan un papel dominante y controlador en el seno de la sociedad. Los poemas de Carlos Díaz Chavarría están escritos con una estructura lógica, en ellos prevalece el pensamiento, un pensamiento muy articulado, un sistema racional que lleva al lector al razonamiento. También hay vehemencia. El libro de Carlos va a quedar como el testimonio de un hombre, de un hombre nuevo, libre de ataduras”.
Manuel Bermúdez (Crítico literario – Semanario Universidad): “En este conjunto de poesías, Carlos Díaz Chavarría confiesa su amor ilimitado por lo femenino. Rasga lo aparente para dejar ver un sentido profundo de su propio ser. La otra mitad de mi diferencia es una declaración de amor y un reconocimiento en su propio ser de la feminidad. Como hombre ha sido testigo del sufrimiento de muchas mujeres por parte de sociedades machistas. Pero al mismo tiempo reconoce la profunda fortaleza de lo femenino para sobreponerse a esa condición y a la vez generar belleza y ternura. Como hombre comprende a la mujer a partir de reconocerla en él mismo. El autor deja ver su exaltada pasión, reclama y exhorta. En cada página está su desasosiego al identificar un mundo errado que cercena, invisibiliza o castiga una mitad sustancial de su ser. Apunta y dispara, una y otra vez, contra el sometimiento de la mujer en sus múltiples formas. Clama por una voz silenciada, por una sensibilidad negada, por lo femenino liberado del mito de su pasividad. Ciertamente es un libro poco común por la franqueza con que el autor expone su propuesta”.
Sobre el autor
Carlos Díaz Chavarría nació en Heredia, Costa Rica, en donde reside actualmente. Es bachiller en Filología Española, realizó estudios en Derecho y obtuvo la Maestría en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Costa Rica. Actualmente cursa la Maestría en Currículum y Docencia Universitaria. Se ha desempeñado, desde 1989, como articulista de diferentes medios de comunicación escrita como El Semanario Universidad, La Nación o La Prensa Libre y, desde 1998, es comentarista del programa matutino Panorama de la Cámara Nacional de Radio de Costa Rica (CANARA).
Cuenta con catorce años de experiencia como docente universitario (Universidad de Costa Rica y Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología y se le ha premiado, en varias ocasiones en la categoría de Excelencia Docente. Ha publicado cuatro libros de poesía y uno de ensayos: “Mi propio tiempo” (poesía – 1997), “Aguas en celo” (poesía – 2000), “De panorama en panorama” (ensayos – 2003), “Soles de barro” (poesía – 2007) y La otra mitad de mi diferencia (poesía – 2012) que fue seleccionado para un espectáculo de poesía-dramatizada en México y será tema para una tesis doctoral en España.