Revista Cultura y Ocio

Selección del trabajo del poeta colombiano Camilo Restrepo Monsalve

Publicado el 08 diciembre 2014 por Javier Flores Letelier

Arte de cabecera: detalle de Déméter, de Marcos Rodrigo.
 

Casa de espejos
 
I
 
Hay tardes en que como Alicia atravesamos la memoria
y vuelven uno a uno los recuerdos
para abrazarnos con su espectral sustancia,
y su abrazo es leve como el de un fantasma.
 
Hay tardes en las que escuchamos pasos en la casa sola
y es el tiempo como un ladrón
retornado lentamente a los relojes
para revivir la vida muerta entre los muros.
 
Es entonces cuando en los espejos resplandecen las imágenes
como si un abismo se escondiera tras su pálido reflejo.
 
La memoria es una casa hecha con espejos.
 
De los viajes
 
Un día
entras en la noche
para siempre
y después,
el sol
ya no te reconoce…

Guatapé, Febrero de 2008
A Daniel

 
Coveñas 5:03 p.m.
 
Samuel arroja puñados de arena al mar
como queriendo devolver al cosmos
aquello que le pertenece.
 
Cada puñado es un beso
de su diminuta boca
que dibuja labios
en el aire,
que dibuja sus sueños
en la superficie del universo.
 
El suyo es un oficio
de total sabiduría y paciencia,
un oficio nada más posible
para su alma sin grietas,
para sus manos diminutas y suaves
como pájaros marinos
que cantan al chocar de los granos
y las olas.
 
Sentir que perteneces
a otro cielo,
que tu presencia
desgarra el aire
como esos puñados de arena
que se alzan volátiles;
y cerrar los ojos
y pensar en leños que se incendian
sobre cuerpos ausentes,
y en los seres que se ocultan
tras el humo del recuerdo.
 
Sentir que tus fantasmas andan libres
por el aire,
volando cual palomas
entre una migración de águilas,
y nada más.

Coveñas, noviembre de 2010

 

Los tres poemas pertenecen a: El espacio que me habita (2010) (Libro Inédito que obtuvo mención de honor en el I premio de poesía joven de Medellín y Área Metropolitana, Revista Prometeo, 2011).

 

***

 

La fugacidad

…Viene lentamente hacia mí entre la noche, enseñándome su cuerpo que huele a tequila y a tabaco quemado, su sexo envuelto en la luz rancia que presagia la derrota; y con voz ardiente me dice:
“A veces
la tarde toma alas de pájaro
y sin darte cuenta, vuela.
 
Aspiras el cigarrillo
y tras la nube de humo
aparece de repente
la noche…”
Pero no lo escucho. Su lengua y su carne son tan jóvenes que dudo comprenda lo que dice. Tambalea, espirala, cae, se sumerge entre las sábanas como en el océano y me pide que lo tome, que le haga el amor como lo hacen todos: con prisa y sin hurgar en sus ojos. Pues no sabe que soy marinero y que poco o nada sé del amor, porque aquello que sabía lo olvidé en los puertos. Así que me apresuro a besar su espalda antes de que se esfume como el éter. Él hunde sus manos en mi ropa y toma para sí lo que le corresponde por ser mío y un poco de más. Hay explosiones en su cuerpo, campos minados del olvido en su piel, trincheras en sus poros donde la soledad se agazapa; porque ha vendido tanto su sonrisa que su mirada suena como el aleteo de los pájaros.
 
Con mi billetera comprará mañana unos nuevos sueños.
 
De: Felonías (Libro inédito, 2012)
 

***

 
1
 
¿Cuánto ha pasado desde que miramos el primer reloj?
¿Cuántos siglos
cuántas casas derrumbadas
cuántos sueños imposibles se han abierto
tras el rito arcano del primer hombre
que se decidió a cerrar los ojos y pensar?
 
Nuestros muertos han renacido una y otra vez del polvo
para acomodarse en los armarios de la historia
y aún no termina la espera
 
Tal vez
a esta hora llueva lejos de mi casa
y las plazas sigan convirtiéndose en abismos
o el mundo en un gran barco para los borrachos
mientras yo
sigo aquí esperando para ver mi rostro entre las aguas
como si otro
uno que habitara allí del otro lado
luciera la máscara de mi gemelo para burlarse de mí
 
¿Algo o alguien tocará mi espalda?
 
3
 
Hay momentos en que el agua brota infinitamente en mi interior
de las tuberías rotas manan lágrimas de dios
eco de gotas que retumba en la charca de mi sangre
y se multiplica entre mis órganos
provocando convulsiones, éxtasis
 
Más hay también momentos
en que todo se sumerge en un estado de parálisis
y parece que adentro nada vive, nada muere
todo flota como un pez dormido
 
Entonces para reavivarme invoco a la palabra
las mareas del verbo vienen a romper contra mi carne
hago una barca con mis huesos y navego latitudes insondables
pero en cada isla que encuentro sólo veo arena y polvo regado
 
Es así como comprendo que Yo sólo es una palabra
y que nadie tiene a las palabras
que así como una taza
nunca es aquello que contiene aunque le done su forma
uno es el yo que muere y otro el que se nombra
uno el que florece como un Loto en un estanque
y otro el que guarda un pez muerto en el pecho
en el lugar que debería habitar el corazón.
 
De: El libro de los misterios (inédito, 2013)
 

***

 
Nostálgicas
 
A Susy
 
1
 
Las palabras crecen como enredaderas
y se amarran a mis sienes
como hilos de sangre enfurecida
 
Soy lamido por las olas
mientras la viajera me abandona
en la costa en que desovan
los pájaros del lenguaje
y cada recuerdo entraña
un nuevo nacimiento:
 
una calle conocida
un olor distante que retorna
a las horas en las que el deseo arde
y empujada por el viento
crece otra vez la llama
o esas lentas muertes de melancolía
en los bares
donde al igual que yo
miles de náufragos día a día
son abandonados por ballenas de desasosiego
que se alejan por el horizonte
dejando una estela de nostalgia
en la superficie de la memoria
 
2
 
El tiempo vuelve a encontrarse en los relojes
 
Los rayos del sol a media tarde
iluminan las estancias donde ya no vive
 
Los reflejos de los fardos a contraluz
son como remolinos de hojas secas
que se alzan sobre el polvo del recuerdo
 
Una copa de vino
espera ser bebida
por la boca amada
 
Mientras las calles vacías
se recubren con las luces mortecinas de las lámparas

a media noche
se suicidan
una a una
en mi mano
las palabras
 
3
 
Caen muertas las palabras
sobre el lomo de la hoja
como pequeñas estrellas
en el agujero de la noche
 
El tiempo se suspende
entre mi boca
como una gota de tinta
en la superficie de una charca

Un remolino de hojas secas en tus ojos
es el poema
 
De: Los rostros insondables (Homenajes). (En preparación, 2014).
 
Sobre el autor

Medellín, Antioquia, Colombia, 1987. Poeta y narrador. Licenciado en Pedagogía Infantil de la Universidad de Antioquia. Mención de honor en el “I Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín y su Área Metropolitana” (Corporación de Arte y Poesía Prometeo, en el marco del Festival Internacional de Poesía de Medellín 2011). Finalista en la “XXIV Certamen Internacional de Narrativa y Poesía Breve”, organizado por la editorial Nuevo Ser (Buenos Aires, Argentina, 2009). Miembro entre 2009 y 2011 del grupo literario “El aprendiz de brujo” (Fundación editorial Arte & Ciencia, Medellín), con el que publicó el libro colectivo de cuentos La palabra se baña en el río, 2011. Su obra ha sido parcialmente publicada en antologías y periódicos independientes de Colombia, México y Argentina, tales como la Revista iberoamericana de arte y poesía Prometeo (números 90 y 97), la antología de poesía y narrativa iberoamericana Letras Vivas 2009 (Argentina), la revista de poesía El Terraplén (tercera edición), El Pequeño Periódico y la antología La última página. Libros inéditos: El espacio que me habita, Felonías, El libro de los misterios, Los rostros insondables, y, El ombligo de Adán (en preparación).

 
Web personal
http://conflagraciones.blogspot.com


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