La selenita es uno de esos minerales que te atrapan solo con su presencia externa. Con una transparencia especial, que no tiene nada que ver con la del cristal de roca, se caracteriza por su delicadeza, por su aspecto frágil, un tanto glacial, (a mi me recuerda a las rocas del planeta de Superman que aparecían al principio de la película), y sobre todo, por sus propiedades como canalizadora de energía y como limpiadora de ambientes.
Precisamente su propiedad como limpiadora ha hecho que en cierto modo desbanque a la “reina” en este aspecto, la lámpara de sal. Recordemos que la sal del Himalaya es reconocida como limpiadora y purificante, y se usa incluso en velones de petición.
Lámpara de SelenitaLa selenita, utilizada como lámpara y conocida en este caso como lámpara catedral, en cierto modo posee las mismas propiedades limpiadoras de la lámpara de sal, pero su geometría, tonalidad y suave transparencia la hace ideal para colocar en cualquier estancia de nuestro hogar, aportando un toque decorativo singular, y proporcionando un ambiente cálido y relajante, a la vez que va limpiando al emitir iones negativos gracias al calor de la lámpara de su interior. Los iones negativos son los que benefician a nuestro organismo.
Si bien la lámpara de selenita es la forma más conocida de esta piedra, también podemos encontrarla en otras muchas formas: colgantes, masajeadores, esferas, etc.. y según el uso que le queramos dar podremos utilizar unas u otras. Por ejemplo, las esferas de selenita son muy apropiadas para conseguir relajación masajeándolas con la mano, ya que es una piedra relajante que nos aporta tranquilidad y paz.
Masajeador Selenita LápizEn definitiva, la selenita es una piedra que no debe faltar en la colección de cualquier amante de los minerales, ya que en ella confluyen a la vez belleza y propiedades para ayudarnos en nuestra vida cotidiana.