Revista Opinión
Hoy se cumple una semana de la catástrofe natural de Japón, el terremoto, el tsunami, y sobre todo, de las repercusiones que sobre la seguridad nuclear han tenido los hechos. Lo del término apocalíptico, como saben, no es mío sino de un tipo, con acento alemán que ha dicho algo de esto en un sitio con gente como él que solo se dedican a bla,bla,bla,... Bueno, a lo nuestro. La semana ha pasado y aunque me resistía hablar de un tema tan serio y tan trágico como este, me he atrevido con la licencia del paso de los siete días de cortesía, a sacar el tema aquí, en la plaza pública del Blog, mi blog. Y lo primero que llama la atención, es que todo el mundo habla del tema con una ligereza bárbara, en los cafés mojando churros la gente se pone a discutir sobre la cápsula, el hidrógeno, los rayos gamma, los contadores geiger, los efectos de la radioactividad, ¡...uff!, con una sorprendente seguridad en lo que se dice, que parecería que todos los españoles nos hemos vuelto catedráticos de física nuclear. Y lo segundo, es algo político, el escaqueo de los dirigentes a pronunciarse sobre un tema que saben que en estos momentos está candente en la opinión pública y genera recelos entre sus votantes, los que le pagan el buen sueldo de su estático sillón. Y por ello estos políticos andan con la técnica de "donde-digo-digo-digo-Diego" y el ejemplo paradigmático son curiosamente los conservadores de Merkel, que ahora empiezan a definir la energía nuclear como la energía puente hacia las futuras y nuevas modalidades de energías renovables; por otro lado el PP ahora se olvida de su programa de máximos y sale con que "lo primero es la seguridad" -leáse con voz altisonante-, como ha dicho el tal Pons ese que siempre sale cabreado ante los micrófonos. Desde el PSOE parecen recuperar su programa de reducción nuclear (que Zapatero había escondido previamente). En fin, que nadie entra de lleno en algo tan importante como el debate energético, que no es ni más ni menos que el debate del sistema capitalista y consumista. Nadie entra de lleno, tampoco, en el decrecimiento que todos tenemos que asumir, porque esto ya no puede seguir con la misma aceleración, ni si quiera con la misma velocidad. Necesitaríamos dos planetas para seguir con el derroche. Planteemos el debate en estos términos y pidámosles a los políticos que sean serios. Copiemos un poco del modelo del pueblo islandés y cómo le han plantado cara a sus gobiernos. Tomemos la calle y pidamos un mundo más seguro y más tranquilo, sin violencia ni cabreo, somos más. Hay mundo para todos, pero hay que proponérselo, de lo contrario la lista de multimillonarios seguirá creciendo y paralelamente la de los que ni si quiera tienen para comer, esta es la verdadera Apocalipsis, la del sistema capitalista con sus cuatro jinetes: la especulación, la insolidaridad, el neo-colonialismo, y la desmovilización. Salud, buen finde.
Una musiquilla apropiada....