La semana que aguarda al pasar la página de la agenda es clave para Eutelequia. Y por si aún no sabéis qué significa este nombre, os pongo al día: es la editorial que ha creado Clea Moreno, una mujer de aspecto frágil y mente prodigiosa, con una sensibilidad sobrenatural y un valor fuera de lo corriente. Viene a ser al mundo literario algo así como José Tomás al toreo. O sea, una editora que cree en la verdad, en la pureza y sin miedo a morir en el intento de buscar la gloria.
El primer libro que publicó Eutelequia fue La cárcel de Jackson Pollock, de Germán San Nicasio, a la sazón mi mejor amigo y un autor más que recomendable -y no precisamente por el argumento anterior-. Esta semana, Germán y Clea tienen ante sí tres grandes presentaciones:
- Martes 18, 20 horas, en Fnac Málaga Plaza (c/ Armengual de la Mota, 12).
- Jueves 20, 19 horas, en la Librería La Central de Madrid (Museo Reina Sofía, Ronda de Atocha, 2).
- Sábado 22, 19 horas, en la Casa de las Conchas de Salamanca (c/ Compañía, 2).
Germán os va a encantar. Su libro, más. Y el arte de su hermano Pablo, que es guitarrista y dará un concierto al final de cada presentación, ni os cuento. Y nos perdáis la fina ironía de Israel Cuchillo, que presentará los tres actos -y que pronto será también autor de Eutelequia-.
Y como sé que queréis saber de qué va el libro -que, por cierto, es bien barato: no llega a 16 euros-, aquí os pongo una pequeña sinopsis:
El protagonista de esta obra es un anciano de ochenta años, un pintor madrileño que en su momento fue muy famoso y cotizado, pero un buen día, nadie sabe muy bien por qué, decidió hacerse llamar Jackson Pollock,como el pintor americano, y a partir de ahí empezaron los problemas.
Su cotización cayó en picado y sus deficiencias mentales se agravaron. Es un personaje extraño, pintoresco y sombrío, que se mete tubos de pasta dentífrica en la bragueta para convocar a las musas, se alimenta a base de comida especial para gatos y no habla con nadie porque considera que todo el mundo es gafe mientras no se demuestre lo contrario.
El hombre lleva años obsesionado con la idea de pintar un cuadro de la cárcel de Carabanchel, en la que estuvo encerrado durante un tiempo, pero algo dentro de su cabeza le impedía ponerse manos a la obra.
Ahora, anciano y enfermo, intuye que le queda poco tiempo de vida y por fin se decide a pintarlo. Sabe que será su último cuadro, una obra emblemática que será mitad exorcismo, mitad ajuste de cuentas.
El pintor, con un nudo de enfermedades en la garganta, por su mente empiezan a desfilar los recuerdos, plagados de aventuras delirantes y personajes fantasiosos. Evoca los episodios más significativos de su viday de su carrera artística: su oficio como marchante de arte; superado por las circunstancias; los restos de un matrimonio fracasado. Pero por encima de todos estos personajes más o menos extravagantes, destaca la personalidad de Penélope, una gata coqueta y provocativa con la que el artista mantiene una relación muy peculiar.