Mi encaprichamiento francófono del año, descubierto, como no, en Popcasting hace ya unos cuantos meses: Jaime recomendaba en su aclamadísimo podcast en dos ocasiones, si no recuerdo mal, la escucha del segundo álbum de esta banda francesa llamada Requin Chagrin, y motivos no le faltaban. No conocía yo entonces, por supuesto, a esta banda de Ramatuelle, pero las múltiples escuchas que he dado desde entonces a “Sémaphore“, el disco, hablan por si mismas: difícil no dejarse engatusar por la andrógina (sí, es una chica) voz de Marion Bruneto y esas brumosas guitarras empapadas en delicioso reverb, imposible no dejarse llevar por un sonido que sin querer trae a nuestra memoria ecos de un pasado que ya empezábamos a olvidar, canciones que llegan a nosotros como descoloridas postales de añejo surf en las costas atlánticas.
Quizá sea “Sémaphore“, la canción, la que mejor represente la clase de melancolía azulada (un poco lo-fi, un poco shoegaze, perfecta para estos días de octubrecasinoviembre) que vamos a encontrar en el álbum, pero ojo que ni “Mauvais Présage” ni “Clairvoyance” se quedán atrás a la hora de arrancar suspiros. La melodía -circular, sencilla, perfecta- hace diana desde los primeros acordes, y no abandona el córtex cerebral ni cuando el tema se ha terminado y ha dado paso al silencio: simple y llanamente, una de las cosas más bonitas que han pasado por los oídos de un servidor en estos últimos meses.
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