Si hace ocho años, Krzysztof Krauze rescataba para la Seminci con “Mi Nikifor” la memoria de una pintora naïf desconocida, ahora hace lo propio -en compañía de su mujer Joanna Kos-Krauze- al levantar un biopic de la poetisa Bronislawa Wajs, Papusza, una gitana que aprendió a leer y escribir… y que fue rechazada por su comunidad, acusada de desvelar los secretos de su tradición que había publicado su amigo el escritor Jerzy Ficowski. “Papusza” parte de un atractivo blanco y negro y de una cuidada planificación para trazar un cuadro de supervivencia, para recrear un ambiente de superstición y también de resistencia a la integración. Con una narrativa que baila cronológicamente entre diversos periodos de la vida de la gitana, asistimos a los malos presagios de su nacimiento, a su boda pactada o a su ostracismo final… con más de una estampa folclórico-costumbrista y con escasa presencia de su sentimiento poético. El dramatismo y la desgracia están presentes a lo largo de todo el metraje, excesivamente largo y reiterativo en algunos pasajes, con lo que es inevitable que en ocasiones pierda algo de fuerza. Aparte de la fotografía, el trabajo de Jowita Budnik es lo más destacado de la cinta.
Fuera de concurso, vimos la película colectiva “Centro Histórico”, producida para celebrar la capitalidad cultural de la ciudad lusa de Guimarães durante el 2012. Cuatro autores y cuatro sensibilidades se daban cita con trabajos libres y variopintos: Manoel de Oliveira titula “El conquistador conquistado” en alusión al primer rey de Portugal -Alfonso Enríquez- que es “capturado” por las cámaras fotográficas de los turistas que visitan su plaza y estatua; también el modo cómico y como si de un divertimento se tratara, Aki Kaurismäki dirige “El tabernero”, acercándose -con su ironía y laconismo habituales- al solitario dueño de un mesón que contempla cómo el restaurante vecino se llena de clientes mientras su local permanece vacío; Pedro Costa hace un cortometraje más arduo de ver y oscuro de interpretar, en torno al colonialismo y la inmigración; por su parte, Víctor Erice decide dar voz a hombres y mujeres que, en el pasado y hasta su cierre en el 2002, trabajaron en la fábrica textil de la ciudad… con emotivos y frescos testimonios que nacen a raíz de una antigua fotografía que recoge a los cientos de trabajadores que se reunían en el refectorio para comer.
Después de la proyección de “Centro Histórico”, pudimos disfrutar y aprender de Víctor Erice en una suculenta y generosa rueda de prensa. Después de recordar cómo había surgido el tema de la película al contemplar la cantidad de desempleados por las cafeterías de la ciudad, de explicar el método de trabajo a partir de conversaciones con los lugareños y de la redacción de un texto fijo para las entrevistas… pasó, a petición de los asistentes, a dar su idea de un cine cultural que hace años se fracturó del comercial por incompetencia de los responsables y excesiva dependencia de las televisiones. También incidió en la diferencia entre el reportaje televisivo y el documental de creación, en cómo en la mente del director ficción y realidad se mezclan para solo diferenciarse a la hora de la escritura, en cómo la mirada del cineasta debe tratar de ver más allá del primer plano y trascender la realidad inmediata, o en cómo el cine español no había dejado nunca de ser “un fantasma industrial y vicario”. Escuchar a quien tiene algo que decir y comprobar que la sensatez y la reflexión hablan por su boca es, sin duda, lo mejor de esta Seminci hasta la fecha (con permiso del japonés Yamada).
Por último, vimos en la Sección Oficial la película “Omar”, del palestino Hany Abu-Assad. El director nos cuenta una historia de amor en tiempos de guerra: es el amor secreto del joven del título hacia Nadia, y es la resistencia palestina a la ocupación israelí en el territorio de Cisjordania. Traiciones, sospechas, chantajes y mentiras para una trama tan complicada como la realidad del conflicto, con personajes que van cambiando de actitud según las circunstancias les obligan a ello… y que exigen al espectador atención para seguir bien la trama. Lo personal termina imponiéndose a lo político-social, y asistimos a un peligroso juego de espías y contraespías donde el equívoco y el engaño están a la orden del día, para construir una tragedia contada con estética realista, montaje ágil y donde la violencia no se esconde… y remachar un negro futuro que termina por imponerse con un plano en negro.
En las imágenes: Fotogramas de “Papusza”- © 2013 New Europe Film Sales. Todos los derechos reservados. Fotografía de Víctor Erice y Pedro Costa en la rueda de prensa de la Seminci’58. Todos los derechos reservados. De “Omar”- © 2013 Golem Distribución. Todos los derechos reservados.
- “Alumbramiento”: El triunfo de la vida
- El mejor cine de marzo
- “Matar a un niño”: Un corto de café amargo, con un poco de azúcar
- Europa busca su milagro en el cine humanista
- El mejor cine de diciembre de 2011
Publicado el 23 octubre, 2013 | Categoría: Año 2013, Opinión, Seminci
Etiquetas: Aki Kaurismäki, Centro Histórico, Hany Abu-Assad, Joanna Kos-Krauze, Jowita Budnik, Krzysztof Krauze, Manoel de Oliveira, Omar, Papusza, Pedro Costa, Víctor Erice