Con “Risse im beton (Grietas en el hormigón)”, el turco-alemán Umut Dag nos introduce en el mundo de la droga para plantearnos un drama familiar. Por un lado, el joven Mikail desea triunfar con su disco de rap, pero las deudas contraídas por él y por su madre le llevan al mercado de la droga. Por otro, su padre -para él desconocido en ese momento- acaba de cumplir condena y trata de rehabilitarse y regresar a la sociedad, aunque el ambiente y las viejas amistades se lo ponen difícil. Además, el fatalismo parece jugar sus bazas y enredar sus vidas… aunque siempre queda una grieta para la esperanza. Con una fotografía oscura y una planificación cerrada, el submundo que el director nos muestra resulta asfixiante y excesivo, explícito y reincidente, aunque con ello se quiera hurgar y potenciar después en los rescoldos de humanidad. Y es que tanta violencia llega a agotar, tanta droga, sexo y rap acaban por ensuciar las buenas intenciones, tanta bajada a la miseria humana dificulta -aunque pueda facilitarlo aparentemente- renacer a una vida nueva.
De un barrio infecto nos vamos a una residencia de ancianos en “Mita Tova (La fiesta de despedida)”, de los israelíes Tal Gramit y Sharon Maymon. En clave de humor negro y con una luminosa fotografía, los directores apuestan por la eutanasia y el suicidio asistido, presentando a un grupo de divertidos ancianos -entre ellos un inventor, un médico y un veterinario- que terminan asociándose para ayudar a quienes desean poner fin a sus sufrimientos: primero es el marido de una de las ancianas del grupo, pero la noticia vuela y… En la cinta, abundan los gags sencillos pero eficaces en su simplicidad, repartidos por variopintas situaciones entre cómicas y dolorosas, entre absurdas y surrealistas. Limpieza narrativa y ausencia de dramatización para una dura realidad, que hace que más de uno se plantee si es ético tratar de forma chistosa temas tan graves, y jugar con el posible dolor del espectador -en el fondo, los ancianos se lo plantean como un juego-, que sin duda habrá vivido experiencias parecidas. La película es previsible en su desenlace pero gustó, quizá porque el público necesitaba respirar y reírse, porque los ancianos caen bien en su inocencia y porque algunas de sus reacciones son hilarantes y nada pretenciosas.
Por último, la Sección Oficial nos ofreció una historia original venida de Hungría, “Parking”, de Bence Miklauzic. Un hombre rico llega a un aparcamiento -polvoriento y al aire libre- con su flamante coche, un Ford Mustang modelo de 1968, pero el dueño no le permite que lo estacione en el lugar que él ha reservado para enterrar a pájaros que se mueren. Es el comienzo de un duelo a muerte -la cinta tiene un inconfundible sabor a western urbano-, con una apuesta por medio sobre la propiedad del parking. El pulso se sostiene desde la obcecación, el rencor y la venganza… y el conflicto saca pronto a relucir el pasado y el dolor de uno y otro. Chispas de un humor que no es fácil de entender alternan con otros momentos dramáticos que resaltan las diferencias sociales, mientras que el absurdo de una situación enconada no hace sino poner en evidencia la necesidad de todos de crear un ámbito en que vivir a gusto. Estamos ante una rareza con historia mínima que gana con el paso de los minutos, pero que puede dejar al espectador un poco confundido, perplejo con lo que está viendo.
211En las imágenes: Fotogramas de “Grietas en el hormigón” © 2014 Films Boutique. Todos los derechos reservados. De “La fiesta de despedida” © 2014 Caramel Films. Todos los derechos reservados. De “Parking” © 2014. Hungarian National Film Fund. Todos los derechos reservados.
Publicado el 23 octubre, 2014 | Categoría: Año 2014, Opinión, Seminci
Etiquetas: Bence Miklauzic, Mita Tova (La fiesta de despedida), Parking, Risse im beton (Grietas en el hormigón), Sharon Maymon, Tal Gramit, Umut Dag