El auge del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) se
ha visto favorecido por el continuo
fracaso del gobierno de Estados Unidos para investigar el papel de Arabia
Saudita en los ataques del 9/11 y su
apoyo a los movimientos jihadistas como Al-Qaeda en los años posteriores, dice
el ex senador Bob Graham, el co-presidente de la investigación oficial del 9/11.
El senador Graham, quien presidió el Comité de Inteligencia
del Senado, dijo que las sucesivas administraciones en Washington habían hecho
la vista gorda ante el apoyo de Arabia Saudita para los extremistas sunitas. Y
agregó: "Creo que el hecho de no arrojar plena luz en las acciones de
Arabia Saudita y en particular su participación en el 9/11 ha contribuido a la
capacidad de Arabia para continuar participando en acciones que son
perjudiciales para los EE.UU. - y en particular su apoyo a ISIS ".
La negativa de EEUU a investigar la conexión de Arabia Saudí
con los atentados del 11 de Septiembre de 2001 es uno de los factores que llevó
al crecimiento del grupo terrorista Estado Islámico. Esto es lo que Bob Graham,
un antiguo senador y copresidente de la comisión de investigación oficial sobre
el 11 de Septiembre, dijo al diario The Independent en una entrevista.
El antiguo senador fue muy crítico con la decisión de Obama
de colaborar con Arabia Saudí, un país que ha sido acusado de patrocinar “a los
elementos sunníes más extremistas”. Graham dijo que EEUU tiene una larga
historia de hacer la vista gorda hacia las actividades de su aliado saudí.
Graham, que ha estado en el Senado durante 18 años y encabezó el Comité de
Inteligencia durante más de un año tras los atentados del 11-S, ha cuestionado
la forma en la que el gobierno de EEUU trató a los saudíes después del atentado
contra las Torres Gemelas.
A pesar del hecho de que 15 de los 19 presuntos autores de
aquel hecho eran saudíes, él dijo que 144 de sus compatriotas, en su mayor
parte miembros de la familia real saudí, fueron capaces de volver a Arabia Saudí
a los pocos días de los atentados sin ser interrogados por el FBI. “Hubo
algunos incidentes en los que los responsables estadounidenses fueron
inexplicablemente obsequiosos con los saudíes”, dijo el senador Graham. “Creo
que este fracaso a la hora de poner de manifiesto las acciones saudíes y más
concretamente su implicación en los atentados del 11-S contribuyó a que Arabia
Saudí continuara llevando a cabo acciones que han dañado a EEUU, y en particular
su apoyo al EI”, afirmó.
Varias informaciones sobre el papel saudí en los atentados
del 11-S están recogidas en un informe de 28 páginas que no ha sido hecho
público. Graham ha estado abogando por su publicación. Obama prometió sacar a
la luz estos documentos censurados durante su primera campaña presidencial,
pero no ha cumplido su promesa. Graham habló también los vínculos personales de
la familia Bush y los dirigentes saudíes. Sin embargo, la razón por la que “la
política de encubrimiento del papel de Arabia Saudí en el 11-S persiste hasta
hoy en día, bajo la Administración Obama”, es algo que él no logra entender.
La prisión militar estadounidense de Camp Bucca y el origen
del EI (Estado Islámico)
Más allá de las teorías conspirativas -que a menudo
demuestran estar justificadas en una era en la que todo parece formar parte de
un plan- tenemos derecho a preguntar por qué la mayoría de los líderes del
Estado Islámico, estuvieron todos encarcelados en la misma prisión de Camp
Bucca, en Umm Qasr, en el sureste de Iraq, que fue administrada por las fuerzas
militares de ocupación estadounidenses.
Existen muchos rumores sobre las conexiones entre el EI y la Inteligencia
norteamericana. Cabe preguntarse si estas teorías son creíbles y si existe
alguna evidencia que las corrobore. Sin embargo, resulta por lo general difícil obtener este tipo de pruebas y podríamos necesitar a otro Edward Snowden o Wikileaks para
conocer la verdad real sobre el EI y sus vínculos con la Inteligencia
estadounidense.
Sin embargo, el no disponer de esta evidencia no debería
impedirnos reunir algunos detalles que pueden no ser una prueba definitiva,
pero que, sin duda, sirven para dibujar una realidad y cuestionar la narrativa
oficial.
En primer lugar y ante todo, hay que decir que es un hecho
que muchos altos dirigentes del EI pasaron por el centro de detención de Camp
Bucca en Iraq, incluyendo el propio líder de la organización y autoproclamado
“califa”, Abu Bakr al Bagdadi. Él estuvo detenido desde 2004 hasta finales de
2005 o principios de 2006 en este centro. Tras ser liberado, él formó el
Ejército de los Sunníes, que más tarde se fusionó con el así llamado Consejo de
la Shura de los Muyahidines.
Uno de los jefes del Consejo Militar del EI y antiguo
oficial del Ejército iraquí en la época de Saddam Hussein, Abu Ayman al Iraqi,
estuvo también retenido en Camp Bucca. Lo mismo sucede con otro miembro del
Consejo Militar del EI, Adnan Ismail Naym (Abu Abdul Rahman al Bilawi). EI
nombró la operación “invasión de Mosul” con su nombre. Él fue jefe del Consejo
de la Shura del EI antes de morir a manos del Ejército iraquí cerca de Mosul el
4 de Junio de 2014.
El Camp Bucca fue también el lugar donde estuvo detenido
Samir Abel Hamad al Obeidi al Dulaimi, alias Hayi Bakr, un antiguo coronel del
Ejército de Saddam. Después de su liberación, se unió a Al Qaida. Él fue el
máximo dirigente del EI en Siria, pero murió en Alepo en la primera semana de
enero de 2014.
Antiguos detenidos han denunciado en un programa de
televisión que la prisión de Camp Bucca fue como “una escuela de Al Qaida”,
donde los extremistas veteranos impartían clases sobre explosivos y ataques
suicidas a los presos más jóvenes. Un antiguo detenido llamado Adel Yassim
Mohammed dijo que uno de los líderes extremistas estuvo en prisión durante sólo
dos semanas, pero en ese tiempo reclutó a 25 de los 34 presos que estaban allí.
Él añadió que los oficiales estadounidenses a cargo de la prisión no hicieron
nada para evitar el reclutamiento de presos por las organizaciones extremistas,
su adoctrinamiento y las enseñanzas de tipo militar que allí se impartían.
Otro punto a destacar es que ninguno de los líderes del EI
que surgieron de Camp Bucca y que murieron después, fallecieron a consecuencia
de ataques aéreos estadounidenses, sino que lo hicieron a manos del Ejército
iraquí, el Ejército sirio o en combates con grupos rivales.
¿Qué ocurrió en Bucca entonces? ¿Cuáles fueron las
circunstancias que llevaron a todos aquellos antiguos detenidos a convertirse
subsiguientemente en líderes de los grupos extremistas, y en primer lugar del
EI? Estas preguntas requieren respuestas y una investigación seria. No hay duda
de que un día descubriremos que más dirigentes del EI estuvieron tambien en
aquella prisión militar norteamericana que resultó ser más una universidad para
terroristas que un centro de detención.