Polidas chamineras realiza la ruta del molino de Almazorre, en la Sierra de Guara (Aragón).
Hola senderistas intrépidos y fieles lectores de Polidas chamineras. ¿Qué tal si hacemos un poco de senderismo? Pues a ello. Ya sabéis que Polidas chamineras adora la Sierra de Guara. Esta vez nos desplazaremos al curso alto del río Vero, concretamente a la localidad de Almazorre (Sobrarbe, Aragón), para realizar la ruta senderista del molino de Almazorre (PR HU-56), de gran interés etnográfico.Como ya hemos hecho referencia en una entrada anterior, la villa de Almazorre de divide en dos barrios: uno bajo, donde está la mayor parte del caserío, y otro más elevado, o barrio alto. Desde aquí partiremos para hacer la ruta que os proponemos. Es sencilla, sin apenas dificultad, y no es larga. La duración aproximada es de 15 ó 20 minutos ida, y algo más de vuelta, al ser cuesta arriba. Como siempre que salimos al monte, llevar agua y comida para todos. Y buen calzado.
Pues bien. Partimos como hemos dicho del Barrio Alto de Almazorre. Cuando atravesamos la parte baja del pueblo unas señales nos indican el camino. Un poco más adelante, un desvío. Tomamos la dirección de la derecha. Las vistas cuando descendemos son espectaculares. El camino desciende suavemente, sin apenas dificultad.
Unas rampas más y hemos llegado. El camino está perfectamente marcado. Lo que se denomina "molino", en realidad lo conforman un conjunto de tejar más molino, en dos edificios que a continuación describiremos. El exterior invita a utilizar los cinco sentidos para no perder detalle.
El tejar es el edificio de la izquierda de la imagen anterior. Como su propio nombre indica, se elaboraban tejas para cubrir los tejados, pero también ladrillos y baldosas. Según leemos en el panel explicativo, se preparaba la tierra arcillosa, se amasaba y se apilaba en montones en el suelo para su secado. Después se modelaba. Si el barro era para realizar tejas, se trabajaban en una mesa; si era para ladrillos y baldosas, directamente en el suelo. La forma se daba mediante unos moldes de madera. Después, a secar al sol y al horno. No se llevaban hasta que no estuviera completa una hornada. El enfornado o llenado del horno era un trabajo delicado que se realizaba por capas o hiladas. La última, con cascos sin cocer para evitar la salida del fuego. Finalmente, la cocción y el desenfornado.
Antes de entrar en el molino, una placeta de enrollau nos recibe con un preciosa roseta, algo muy aragonés.
El segundo edificio es el conjunto de torno y molino. Bueno, en realidad hay dos molinos: uno para aceite y otro para harina. En el molino de aceite, las olivas llegaban a lomos de las mulas. Se limpiaban y se descargaban en los aguarines. Cada vez se molía un pie de olivas, que eran 450 kilos. Para exprimirlas, el torno, un gran artilugio de madera en el que trabajaban cuatro personas: el maestro, el moledor y dos garroteros.
El molino de harina se basaba en la fuerza del agua. Un azud desviaba las aguas del río Vero por una acequia. El agua debía mover dos ruedas. La presión entre las dos muelas, una fija y otra volandera, molía el grano. En la parte alta del molino de harina, en un voladizo de madera, hay un telar (ver foto).
Bueno, pues creo que no me dejo nada. Tan sólo queda la senda de retorno que, por el mismo camino de ida, nos llevará en dirección a Almazorre. Una ruta senderista de gran carga cultural, no creéis?
PD: para poder ver los dos molinos se requiere una llave. Al que escribe se la presto amablemente el dueño de la Casa Trallero, en el Barrio Alto, el encargado de custodiarla. Si le preguntáis, os dará más información del entorno de Almazorre y de la Sierra de Guara: trabaja allí.