por la mañana me gusta pasar
por la cafetería
me tomo dos cafés uno contra mi espalda
entre las limpiadoras que se duermen
sobre su propio desayuno
y al otro lado de la barra
conversan las señoras
las dueñas de las tiendas del barrio
llamando por teléfono
son admiradas por ejecutivos
hacen planes para pintarse las uñas
sus ojos no contienen vórtices de desamparo
sus cerebros no se desmadejan
emparejando palabras ni átomos ni perlas
las sigo y compro el marie claire
las imito finjo que soy respetable
en la cola del supermercado.
Cristina Morano