Sensaciones post debut

Pasó el debut y la Selección argentina lo saldó con una victoria. Trascendental, dada la importancia que tiene un triunfo en el primer encentro de un Mundial. Relevante, por haber mantenido la valla en cero y sumamente fructífera, visto y considerando el grandioso nivel de Lionel Messi.

No obstante, las sensaciones post debut son encontradas. Sobre todo, si centramos nuestra mirada en lo que a volumen de juego de juego, efectividad goleadora y estabilidad defensiva se refiere. No en vano, se terminó sufriendo un duelo que en condiciones normales hubiera terminado en goleada.

Para comenzar con el análisis, bueno es detenerse en los 5 minutos de juego. Momento en el cual llegó el gol, de cabeza y tras una buena acción preparada, anotado por Gabriel Heinze.

Contrariamente a lo que indica la lógica, en estos casos, el tanto perjudicó a la Selección. Le dio tranquilidad y lo llenó de confianza, es cierto, pero también lo aplacó. Lo conformó, con casi todo el match por delante.

El inicio había estado dotado de gran electricidad. Con un Messi absolutamente encendido, tomando la pelota en tres cuartos de campo y encarando, siempre vertical y profundo, a cuanto rival se le pusiese enfrente.

Dicha tendencia, la de ver a un Messi sumamente participativo, no se modificó tras el gol. Si su entorno. Verón, jugando pasos más adelante que Mascherano, lentificó el juego, lo hizo previsible y así entonces, el equipo cayó en la intrascendencia.

A cuenta gotas llego el aporte de Tevez, de buen inicio. Nulo fue el de Di Maria, de poco contacto con el balón y a la espera de un cambio de frente que pocas veces le llego a sus pies. Poco pudo verse, también, de Jonás. Sufrió y bastante marcando el lateral diestro (tuvo poca ayuda) y contrariamente a lo que se esperaba, no se proyecto con asiduidad. Su presencia, no obstante, no se vio justificada.

Dichos problemas, sin embargo, no imposibilitaron las clarísimas chances de gol con las que contó el elenco de Diego A. Maradona. Muchas de ellas, desactivadas por el extraordinario Enyeama. Las restantes, desperdiciadas por un Higuaín desacertado.

Con la salvedad de un elenco nigeriano algo mas adelantado, el guión no se vió alterado en el complemento. Fue la Selección argentina la encargada de comandar las acciones, aunque en muchos lapsos acompañando su toque de balón con lentitud.

La sensación era clara, casi palpable. Argentina debía incrementar el ritmo, para así sumarle velocidad y cambio de ritmo a sus avances. El que a lo largo de todo el encuentro tuvo Messi. Y al que no supieron acoplarse sus compañeros.

De haber ocurrido esto último, seguramente a esta altura estaríamos ilustrando un gran debut. Y no solo uno aceptable. Así y todo, sirve y mucho. Lo comente al inicio de la nota, siempre en un primer encuentro mundialista lo importante es sumar de a tres. Para corregir errores, reacomodar algunas piezas y solventar muchos de los inconvenientes que aun muestra el equipo, hay tiempo.

Por lo pronto, el esperado debut se solventó con éxito.