Revista Ciencia
Investigadores de la Universidad de Twente desarrollaron un sensor capaz de detectar el ántrax en concentraciones mil veces menores que el nivel tóxico conocido. El sensor consiste de una placa de vidrio a la cual se han adherido receptores sensibles al DPA. Cuando los receptores entran en contacto con el DPA de las esporas de ántrax, se unen a ellas. La concentración de las esporas se calcula con espectroscopia fluorescente al iluminar el sensor con luz ultravioleta. Los receptores unidos al DPA de las esporas absorben esta luz y emiten una luz azul, mientras que los receptores que no están unidos a las esporas emiten una luz roja. Si medimos la proporción entre las dos luces de una muestra es posible determinar la concentración de esporas de ántrax. La ventaja del sensor es que no requiere de calibración y es más preciso que los métodos actuales. El próximo paso es que los investigadores conviertan el sistema en un “chip-laboratorio” que permitiría medir las muestras utilizando un sistema totalmente automatizado.