'Hannibal' dijo adiós a la audiencia a finales de agosto (emitiéndose la noche de los sábados) después de tres temporadas en antena en la cadena NBC. De este modo nos hemos despedido de un drama que ha sido pura poesía, arte y estética, bañada por una banda sonora que ha sido un personaje más. Una serie que tuvo una buena primera temporada (tal vez lastrada por su ritmo lento y sus largos diálogos); una segunda que fue una auténtica delicia; y una tercera que, en sus inicios, jugó con la confusión de los espectadores, para, en su tramo final, ofrecernos un desenlace a la altura. De lo que no queda duda es del gran trabajo realizado por Mads Mikkelsen a los largo de los 39 episodios que ha tenido 'Hannibal'.
"Esto no es canibalismo, Abel. Sólo es canibalismo si somos iguales. Sólo es canibalismo si tú me comes a mí"
A partir de aquí spoilers de la última temporada de 'Hannibal'.
El comienzo de su tercera temporada siguió la línea marcada por las anteriores: elegancia y buen hacer para situar la trama en Italia, donde Hannibal y la doctora Du Maurier ("¿Observar o participar?") se instalaron tras aquella fatídica última cena. Con una nueva vida por delante, el "matrimonio" fue siguiendo los planes trazados por el doctor Lecter a pesar de los intentos de Bedelia de alejarse de un monstruo que sabíamos que iba a terminar por alimentarse de ella. Y mientras, las escenas del presente se alternaban con confusos flasbacks que costaba situar en el tiempo (como, por ejemplo, en los que Hannibal cenaba junto Abel la pierna del doctor Gideon). Hemos visto a Du Maurier ("Estoy intentando no comer nada que tenga un sistema nervioso central") moverse por Florencia buscando "ostras, bellotas y Marsala" ("Eso es lo que los antiguos romanos darían de comer a los animales para mejorar su sabor"). a la vez que conocíamos parte de su pasado y sus intentos por huir de Hannibal (asesinato incluido). De ahí que la relación entre ambos no dejase de estar marcada por la tensión.
La trama regresó a EEUU para comprobar que tanto Will, como Alana, como Jack sobrevivieron a la cena de Lecter, siendo Abigail la trampa ("Dicen que supo exactamente cómo cortarme. Nos quería vivos. Quiere que le encontremos") que llevó a Will hasta Florencia, donde le concedió a su ex compañero ese "Te perdono" que tanto anhelaba. En Florencia, precisamente, fue donde Lecter comenzó su andadura como psicópata, convertido en "El monstruo de Florencia". Antes de enfrentarse de nuevo a Hannibal, Will viajó a Lithuania para conocer los orígenes del monstruo, trama que a mí, particularmente, se me hizo algo pesada por lo confusa que me pareció. "Él hace lo que le hicieron a ella", le confiesa Chiyo a Will en relación a Misha, la hermana de Hannibal. Will y Bedelia descubrieron la verdad a la vez, aunque la doctora de boca del propio Hannibal. Los espectadores, en cambio, tuvimos que esperar a una conversación clara y directa entre Hannibal y Chiyo: él se comió a su hermana, pero no fue el responsable de su muerte.
Los hermanos Verger reaparecieron en la ficción para "preparar el teatro de la muerte de Hannibal"; teatro en el que participó la doctora Bloom ("Sólo estoy haciendo mi parte para traerlo al escenario"). Mason Verger (que cambió de rostro, siendo Joe Anderson el sustituto de Michael Pitt) se erigió como el enemigo número uno de Lecter, además de demostrar su retorcido sentido del humor ("Se adentró en usted más que en ninguno de nosotros" a Alana; "Soy todo oídos...sólo han sido redistribuidos"). Antes de que Mason secuestrase a Hannibal y a Will ("Tengo curiosidad de si alguno de nosotros puede sobrevivir a la separación"), vimos al doctor Lecter dar vida de nuevo a su monstruo y despedirse de Bedelia ("Sería una pena no saborearte"). Todo lo sucedido en la granja Muskrat fue una auténtica locura: desde la máscara de Mason, pasando por la sorprendente relación sexual (y amorosa) entre Alana y Margot (¡qué maravillosa es Katharine Isabelle!), o ese nuevo nido/vientre de alquiler. Así pues la familia Verger tuvo un nuevo heredero y Mason murió en su casa y bajo el agua.
"No quiero saber dónde estás o lo que haces. Tú te deleitas, yo tolero. Yo no tengo tu apetito". Con estas palabras Will cree despedirse de Hannibal, que opta por entregarse al FBI, pasando a estar bajo custodia de la doctora Bloom. "Quiero que sepas exactamente dónde estoy y dónde puedes encontrarme siempre". Lo que parecía el comienzo de su confesión, era una declaración de intenciones hacia Will, aunque nosotros como espectadores no lo sabemos hasta el final. Tres años después Alana le confiesa a Hannibal que al estar oficialmente loco se librará de la pena de muerte, pero no de vivir en su particular prisión. Con Hannibal encerrado, el Gran Dragón Rojo (totalmente perturbador) salió a la palestra convertido en un "asesino para todos los públicos"; el nuevo enemigo a batir. La razón por la cual Will regresa de su retiro familiar para encontrarse de nuevo con Hannibal y así dar caza al nuevo gran psicópata.
El último tercio de la temporada se ha centrado en él, en el Gran Dragón Rojo (Richard Armitage, tan perturbador como atractivo) y en su relación con Hannibal. Es curioso cómo en la serie todos los personajes que han conocido a Hannibal han sentido tanto miedo como atracción hacia su persona. Es el propio doctor Lecter quien incita al GDR a matar a la familia de Will. Un asesinato frustrado pero que reveló las verdaderas intenciones de Hannibal y que terminó convirtiéndole en pieza clave en el intento de captura del GDR, Rutina Wesley (en su primer papel televisivo tras el final de 'True Blood') apareció para dar vida a Reba, una ciega que pasa a formar parte de la vida de Francis Dolarhyde (el GDR) y que pone en peligro sus planes ("Tengo miedo de hacerte daño"). Finalmente Lecter avisa a Dolarhyde de que está siendo perseguido. Paralelamente, Bedelia Du Maurier vuelve a aparecer en la trama para convertirse en la nueva Hannibal de Will y para poner sobre la mesa una idea no tan descabellada como podría parecer: ¿está Hannibal Lecter enamorado de Will Graham?
"Piensa en mí, Will, no te preocupes por mí"
Los planes de captura de Dolarhyde fracasan y terminan con el doctor Chilton quemado por obra y gracia de Will. Qué retorcido es ver a Lecter comiéndose un trozo de Chilton cuando Alana le cuenta lo sucedido. Con Reba a salvo y con el GDR aparentemente muerto, Will visita a Hannibal para, una vez más, despedirse de él. "Te entregaste para que siempre supiera dónde estás". Pero Dolarhyde está vivo, fingió su muerte para cumplir con su objetivo: matar a Hannibal Lecter. Así pues, cuando Will y Hannibal se disponen a disfrutar de una cena "tranquila", el Gran Dragón Rojo hace su aparición para terminar siendo asesinado, a cuatro manos, por la pareja Lecter Graham. "Esto es lo que siempre he querido para ti, Will. Para los dos". Mirándose a los ojos, abrazados, Will les empuja por el acantilado para terminar cayendo en el oceáno Atlántico. La escena post-créditos, en la que vemos a Bedelia sentada a la mesa esperando a comerse su propia pierna (tal y como le sucedió al doctor Gideon), pone de manifiesto que esa caída, probablemente, no fue el final del doctor Lecter.La última cena de Bedelia Du Maurier
Después de su cancelación por parte de la NBC, y de que ninguna otra cadena se interesase en darle un cuarto año de vida, 'Hannibal' se despide así de la audiencia, con un gran final para el que algunos pedirán continuación. Yo, en cambio, me conformo con lo que hemos visto y con la idea de que Hannibal Lecter sigue campando a sus anchas, preparado para hincarle el diente a quién más ganas le ha tenido siempre.