Me gustaría sentir tus recuerdos. Surcar tu mente para descubrir cómo nos conocimos. Dejarme llevar de una sinapsis a otra hasta hallar la conexión que nos hizo vibrar juntos.
Siento que puedo sumergirme en esos ojos que colonizan mi pensamiento e incorporarme al torrente que fluye por el nervio óptico. Cuando llegue a tu cerebro, buscaré el camino a tu memoria para saber qué sentirás el día que me viste por primera vez.
Qué pensarás cuando te pregunté si querías bailar.
Si sonreirás cuando me atreví con la primera broma.
Si cantarás conmigo Quédate a dormir aquella madrugada en el karaoke.
Hurgaré en tu masa gris para rescatar el instante en que sentiremos la primera descarga eléctrica de nuestras lenguas entrelazadas.
Seguiré escarbando para escuchar qué responderás cuando te pregunté al oído «en tu habitación o en la mía», y revivir cómo flotaremos cuando hicimos el amor aquella noche sin fin.
Me recrearé en tus dedos que buscarán a los míos mientras paseábamos por infinitas calles sin nombre.
Viajaré a las tardes en que me esperarás en la estación mientras yo deseaba que el tren acelerara… y sentiré el vacío en el estómago de cada una de las veces que nos despediremos en el mismo andén.
Navegaré entre tus neuronas en busca del sonido de tu risa, que me hará feliz siempre que la escuché.
Bucearé en tu mirada para tener la certeza de que tú también buceabas en la mía.
Me buscaré en tus recuerdos para descartar que lo que yo recordaré no fue mi imaginación.
Me gustaría sentir tus recuerdos.
Para saber que serás real.
Para despejar la duda de si yo lo fui.