SÉPTIMO
Título Original: Séptimo Director: Patxi Amezcua Guión: Patxi Amezcua, Alejo Flah Música: Roque Baños Fotografía: Lucio Bonelli Intérpretes: Ricardo Darín, Belén Rueda, Luis Ziembrowski, Osvaldo Santoro, Guillermo Arengo, Jorge D'Elía, Andrea Carballo Distribuidora: FOX Fecha de Estreno: 08/11/2013
No hace apenas un mes que Prisioneros llegó a las pantallas, contándonos el terror y el trauma que debe pasar un padre al ver que sus hijos son secuestrados, lo cruel del enfrentamiento y el dolor con el que se afronta algo así. Podría haber formado Séptimo un díptico perfecto con la película de Villeneuve si hubiera sabido bien como jugar sus cartas. La historia de base es la misma, dos niños que desaparecen bajo la vigilancia de su padre. El juego es mucho mayor, pues estos niños desaparecen en el camino que hay desde la puerta de su casa, al rellano. Siete plantas en las que los dos niños corren por las escaleras retando a su padre a llegar primero a la planta baja mientras éste baja en el ascensor. Un juego inocente, que no debería conllevar ningún peligro. Esos pequeños momentos sin vigilancia de los dos pequeños ocurren dentro del edificio. ¿Quién podría sacarlos de allí sin que ni el portero lo viera al salir a la calle? ¿Están aún allí? ¿Quién anda allí metido? En un espacio tan pequeño como éste, la paranoia acaba sucumbiendo cuando cualquier opción es plausible.
El problema de Séptimo es que no sabe jugar con estos elementos. La primera hora de la película ocurre sin salir de ese edificio. Se sopesan las teorías, se busca en cada una de las casas, se sospecha de todo el mundo, cualquiera puede estar involucrado. Aunque Ricardo Darín, que por algo es un actor fabuloso, consiga transmitir a la perfección la desesperación de ese padre que no entiende lo que está pasando. Cegado por intentar buscar a sus pequeños en un instinto puramente animal, pero dejando un pequeño hueco en el cerebro para intentar juntar las piezas de un rompecabezas que parece irresoluble. La película nunca consigue crear esa atmósfera capaz de contagiar la angustia al espectador. Podía jugar a la perfección con ese ascensor tan inquietante en el que no paran de subir y bajar. Con esos vecinos, todos tan singulares, donde se es incapaz de saber quien oculta algo. Con ese teléfono del protagonista que no para de sonar. Pero nunca sientes que la tensión de un altercado así traspase la pantalla, resulta notorio que continuamente se hable de como las horas pasan, y viendo el trascurso de la acción, resulta difícil de creer que no han pasado ni diez minutos desde su desaparición. Toda la pasmosa tranquilidad que a excepción de Darín, parecen tener todos los secundarios, acaba resultando iracunda.
Lo cierto es que pese a todo esto, y propiciado en gran medida por su breve duración, que va poco más allá de la hora y veinte minutos. Séptimo al menos tiene la virtud de resultar siempre entretenida. Posiblemente habría sido peor de contar con otro protagonista, pero Ricardo Darín es un tipo versátil, que vale tanto para el drama de la primera parte como para cuando la película vira en un thriller de acción de persecuciones. El actor tiene el suficiente carisma, como para que el padre coraje al que interpreta se sienta realmente cercano al espectador y consiga hacerla funcionar tan bien, como si estuviéramos viendo a Liam Neeson en Venganza. Toda esta media hora final, en la que tenemos que ver a Darín yendo de un lugar a otro, se vuelve algo más emocionante que la primera mitad. Entregados por completo a la inverosimilitud de la premisa, ningún giro de la trama es capaz de sorprendernos, y aunque su banda sonora, que parece salida de un policiaco de finales de los ochenta o principios de los noventa, le da un toque de película casposa y pasada de moda. El producto acaba funcionando como si fuera una cinta producida por Besson.
Séptimo podría haber sido mucho más interesante de lo que finalmente resulta. Esas escaleras, un elemento tan hitchockniano, desde luego deberían de haber dado para más. Séptimo es una película entretenida, que jamás hubiera pasado el corte con otro actor protagonista, pero que sabe hacer de él su baluarte como para reemplazar los peores momentos de una negada filmación. Dónde se podría haber formado una sesión doble impecable con Prisioneros, se ve manchada por la presencia de la de Villeneuve en cartel y lo lejos que queda de ella.