Muchas veces nos asombramos cuando una persona es muy diferente a nosotros. Nos cuesta aceptar costumbres que se alejan inmensamente de las propias y más aún cuando son propias de algunos seres aislados y no de sociedades enteras. Muchas veces nos guiamos por el “esto es así y así debe ser”. Pero, ¿qué pasa si lo que pensamos que debe ser de cierta manera sólo lo pensamos porque desde siempre nos han dicho que es así? ¿Qué pasa cuando esa persona muy diferente es alguien de nuestro propio círculo, alguien que amamos? Pues en ese caso comenzamos a aceptar que las cosas con ellos funcionan de la misma manera aunque estén al revés.
Y la homosexualidad es una de esas cosas al revés. Es un gusto en el ser humano contrario a lo que estamos acostumbrados a presenciar y, por esto, muchas personas lo ven como algo inaceptable. Pero yo les digo a esas personas que piensen un segundo en alguien que aman. Si su condición sexual cambiara, ¿lo dejarían de amar solamente por eso? No creo. Y aunque dijeran que sí sería sólo de palabra porque nadie ha dejado de amar a un ser de un día para otro y menos sin motivo, solamente por ser diferente. La condición sexual de una persona no la hace ni mala, ni buena, ni sincera, ni mentirosa, ni pura, ni pecaminosa, en fin, es nada más que una persona como cualquier otra, con sentimientos, con gustos, con errores.Y les digo también a aquellas personas que su ignorancia al despreciar a alguien tan ser humano como nosotros es absurdo. El pensar que una persona homosexual es poco menos que un violador, es pensar que una persona pobre siempre será un delincuente, es pensar que una persona maltratada siempre maltratará, es pensar que tú, al estar leyendo esto, eres un vicioso más que pierde el tiempo como piensan muchos. Pero ellos no saben que también puedes estar informándote o compartiendo puntos de vista con otras personas como lo estás haciendo ahora, no saben que también es un medio para abrir la mente, informarte y compartir. Si no aceptamos a personas distintas es puramente y simplemente miedo a lo nuevo, miedo a que lo que nos han impuesto ante nuestros ojos se desmorone de la noche a la mañana, miedo a que lo que te obligan a pensar no sea lo cierto, miedo de ti cuando debes pensar por ti mismo. No solamente sucede con la homosexualidad, sino con muchos aspectos dentro de nuestras vidas, pero quise tomar este ejemplo porque es, quizás, uno de los temas más complicados dentro de la sociedad, tema que incluso lleva tras de sí horrorosas muertes de personas inocentes, como tú y como yo, que han vivido como son, solamente han sido ellos mismos tal como tú y yo lo somos a diario, y por eso han muerto, por la ignorancia, intolerancia, miedo de sus agresores. Cuando me hablan de que la homosexualidad no es algo natural puesto que la reproducción sucede entre hombre y mujer, yo les digo que lo natural es todo lo que surge dentro del ser humano. Aunque suene descabellado, incluso matar es una parte de la naturaleza humana. No estoy diciendo que lo acepto, puesto que como seres humanos que vivimos en sociedad hemos aprendido a reprimir ese impulso, pero si existe en los animales y en nosotros, que somos animales, es porque es natural. La diferencia es que ya no matamos para sobrevivir o para comer, matamos debido a sentimientos que nosotros mismos hemos inventado.
El aceptar a los homosexuales no se refleja en decir “yo los acepto, total es su vida y cada uno hace lo que quiere” y contradictoriamente cuando están al lado de una persona homosexual temen hablar de gustos o de amor con ellos, o dicen aceptarlos pero encuentran descabellado que se casen o adopten niños con el pretexto de que si una pareja homosexual adopta, los niños serán también homosexuales. De nuevo, no tolerar el cambio, como señalé anteriormente, sería igual a decir que un niño maltratado al formar su familia será maltratador, etc., etc. Sabemos que hay casos que demuestran que las cosas no son así, que al contrario, un niño maltratado procura no hacer pasar por lo mismo a sus hijos y les brindan todo el amor que ellos no recibieron. En fin, si lo natural es que los homosexuales no adopten niños porque por naturaleza no pueden tener bebés, entonces lo natural es que ninguna pareja donde la mujer o el hombre o ambos sean infértiles no puedan adoptar niños puesto que por naturaleza son infértiles. ¿Entonces, qué es lo natural? ¿Quiénes somos para decidir lo que pueden o no pueden hacer los demás?Lo mismo pasa cuando se habla de los locales “alternativos”. Ok, aceptan a los homosexuales… ¿pero cuál es la respuesta cuando alguien propone ir a uno de eso locales? “OLVÍDALO”. ¿Cuál es la razón…? Piensan que vendrá un homosexual y les “correrá mano”, piensan que a su alrededor solamente verán parejas teniendo sexo o, ya sé, piensan que escucharán música promiscua. Pues, les respondo. Los locales homosexuales son igual a un local heterosexual, entras y ves gente bailando como en toda disco, nadie te “correrá mano” ni nada por el estilo, te sacarán a bailar al igual que en cualquier disco y si dices “no”, nadie te violará. La música es la misma que escuchas en cualquier disco, e incluso mejor. Pasa exactamente lo mismo que en una disco heterosexual, baile, alcohol y “ponceos”. Entonces, si nuestros amigos homosexuales nos acompañan a locales heterosexuales a pasar una noche de diversión, ¿por qué nosotros no podemos brindarles también una noche de diversión en un local alternativo?Aprendamos a dejar de lado rostros, condiciones, gustos, razas, roles, estratos, etc., y apreciemos la pluralidad. No apreciemos los gustos de las personas sino la persona en sí. Su esencia, su alma.