Revista Ciencia
Uno de los argumentos que esgrimen los defensores del vegetarianismo después de plantear que no quieren matar animales (inexacto) o que es mejor para la salud (más o menos), es que es menos agresiva con el medio ambiente. No entiendo por que este principio suele esgrimirse en último lugar, cuando es el argumento más contundente a favor de la dieta vegetariana. Los seres vivos somos máquinas con muy poca eficiencia energética, que nos dedicamos a obtener la energía y la materia que necesitamos para realizar nuestras funciones vitales a costa del entorno, provocando despiadadamente que aumente su entropía (o desorden). Una planta recibe la energía del sol y la utiliza para fijar el CO2, el sulfato y otros nutrientes, para así crear su propia materia. De la energía total que nos llega del sol las plantas utilizan una fracción ínfima. Este bajo aprovechamiento no es ningún problema. En rigor el sol no se puede considerar una fuente renovable, ya que su combustible (el hidrógeno) algún día se acabará, pero todavía queda tanto tiempo que podemos decir que es inagotable. Tampoco deja residuos, ni contamina, por lo tanto, una planta se puede considerar una maquina que utiliza energía solar de forma limpia. Esto no quiere decir que ser vegetariano no contamine. Una cosa es una planta silvestre y otra la agricultura. Aquí hay que contar con todo el coste energético y ambiental de las faenas agrícolas y de los insumos, es decir, de todo lo que añadimos al campo (abonos, fitosanitarios, etc…), que se puede traducir en emisiones de CO2 (La huella ecológica). Por lo tanto comer verde tiene un coste ambiental. No obstante si comemos carne ya no obtenemos la energía directamente de las plantas, sino de una segunda instancia: de un animal que ha comido plantas. Los animales desperdiciamos mucha energía. A muy grosso modo se podría decir que un animal aprovecha solo el 10% de la energía de las plantas. Si te comes un filete te estás comiendo todo el pienso, toda el agua y toda la energía que ha hecho falta para criar a ese animal, pero has perdido el 90% por el camino, aumentando inexorablemente la entropía. Gran parte de la presión sobre la agricultura para aumentar la producción no está enfocada hacia el consumo humano, sino para piensos. Si toda la población mundial tuviera la dieta rica en carne del mundo occidental, no tendríamos bastante planeta para sembrar maíz y soja para pienso. Además, no hay que olvidar los problemas directos de contaminación. La ganadería bovina es la principal responsable de las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero, y la porcina tiene el problema de la eliminación de los purines, extremadamente contaminantes para los acuíferos. Por lo tanto ser vegetariano es más eficiente desde el punto de vista termodinámico y le ahorra emisiones de CO2 a la atmósfera. Eso si, si eres vegetariano por cuestiones medioambientales, evita la etiqueta de producción ecológica. En la normativa no hay ninguna referencia a las emisiones de gases de efecto invernadero, y debido a su baja productividad, es un grifo abierto de entropía.