Han pasado más de cinco meses desde la publicación de Días de arañas, buitres y ovejas. Una semana antes del acontecimiento escribía:
«El 13 de abril de 2023 se ha convertido ya en una de las fechas más significativas en mi vida. Puede que dentro de unos años no la recuerde, pero eso querría decir que la llegada a las librerías de Días de arañas, buitres y ovejas pasó sin pena ni gloria. Así que no, voy a ser optimista y voy a pensar que la seguiré recordando y que cuando lo haga, sobre todo, reviviré la sensación de euforia, salpicada con cierta inquietud y bastante entusiasmo, que me posee ahora».
Lo que recuerdo de aquellas fechas es, efectivamente, la ilusión por emprender el camino junto a una editorial seria, como ha demostrado ser Velasco Ediciones, y cierta presión por que el libro se vendiera. Ya había (auto)publicado varias novelas anteriormente, de modo que esta vez la ilusión no consistía solo en verla en los escaparates; ir de la mano de una editorial suponía subir de nivel. La presencia en las librerías la daba por hecha, así que el reto ahora se encontraba en ser capaces de llegar a lectores desconocidos; cuantos más, mejor.
Foto de familia en la Feria del Libro de Gijón.¿Cuál es el balance? Positivo, desde luego. Aún no tengo números sobre ventas ni devoluciones, pero si me he de guiar por las sensaciones, son buenas. Al menos eso es lo que me trasladan las personas que la han leído. No quiero parecer presuntuoso, pero tampoco pecar de falsa modestia: ya sabía que la historia es buena y que está bien escrita. Siete años de trabajo han de servir para algo. Sin embargo, eso no es garantía de nada, porque cada lector es un mundo. Lo más positivo, que cinco meses después tengo la impresión de que todavía nos encontramos al inicio del camino, y eso, en una sociedad en la que nos estamos acostumbrando a que cualquier propuesta envejece a los cuatro días, me parece todo un logro.
De ello tiene buena parte de «culpa» Velasco Ediciones. Que una editorial mime su catálogo sin caer presa de la dictadura de la novedad es muy loable. Qué paradoja tan absurda que a la literatura también le pongan fecha de caducidad, ¿verdad? El mejor ejemplo de lo que digo es que, tras el descanso estival, retomamos el tour literario. Empezamos este viernes, 29 de septiembre (19 horas), en la Biblioteca de Caldes de Montbui, el pueblo donde vivo. Me acompañarán Marina Meneses, la librera de Joc de Paraules, y Conxi Sánchez, periodista de Ràdio Caldes, quien el viernes pasado me entrevistó en su programa Sota les llambordes.
El miércoles 4 de octubre (19:30 horas) llegará el turno de Madrid. Arropado por mi editor, Cristian Velasco, y por el escritor y amigo José Luis Díaz Caballero, nos encontraremos en Odisea Espacio Cultural, la preciosa librería de María Jesús y Alberto ubicada en el paseo de la Esperanza, 59.
Feria del Libro de Madrid, en la caseta de Odisea Espacio Cultural.Vuelvo a Madrid para la presentación de la novela justo cuatro meses después de la maravillosa experiencia que fue mi primera participación en la Feria del Libro. Qué sensación tan genial la de dedicar tu obra a las personas que te quieren y te lo demuestran acompañándote en «tu gran momento», y qué sensación igual de genial y además tan sorprendente que sean desconocidos quienes elijan tu libro, el de un autor desconocido, de entre los miles de títulos disponibles. Eso es lo que me fascina de las ferias, lo que las hace tan especiales, ya sea en Madrid, Valencia, Barcelona o Gijón, donde este verano he estado dos veces, incluyendo la Semana Negra. Mi madre me dice que no paro, que menudo ritmo llevo, y yo le contesto «que dure».
Que sean muchos los años en que pueda ir de aquí para allá, presentando mis libros, participando en las iniciativas que me motivan, compartiendo alegrías con las personas a las que quiero, disfrutando de la montaña o lo que surja. La cuestión es tener ilusión y energía. Y, aunque estas vacaciones me llevé un susto en forma de apendicitis (ya totalmente superada), tengo la suerte de ir bien servido de ambas.
Los voluntarios/as de la Muestra de Cine de Ascaso nos despedimos tras la última película.Cierro el verano con el subidón del nuevo exitazo de público, organización y atención mediática logrado por el equipazo que hacemos posible la Muestra de Cine de Ascaso, y con el de otro equipazo, el que forma Atrapavientos, que ha logrado que LuchaLibro, un campeonato de improvisación literaria protagonizado por jóvenes ocultos tras una máscara de luchador, deje boquiabiertos a cientos de espectadores y medios de comunicación.
Dejo atrás un verano de actividad cultural y comunitaria y afronto un otoño que promete nuevas aventuras para «mis arañitas» y los demás personajes de una historia que cada vez tengo más confianza en que va a ser de largo recorrido.