¡Hola a todos! ¿Cómo están? En el post de hoy quiero contarles un poco acerca de aquellos productos que son recordados con nostalgia por distintas generaciones de habitantes de la ex-Yugoslavia en general y de Serbia en particular, esos productos simples, de supermercado o de kiosco, que evocan recuerdos, que hacen pensar en la escuela, en los juegos, en la infancia. Así, si un día visitan Serbia, podrán entrar en un supermercado y conocer qué productos consumen las familias en el día a día, o probarlos en su casa, si es que encuentran algún mercado de productos "yugoslavos"en la ciudad donde viven.
El producto de la foto que inicia este post es, sin dudas, la galletita más famosa: Plazma. Generaciones enteras han crecido comiéndola. Es dulce, pero no demasiado (algo así como la Vocación o la Manón, en Argentina), y tiene la particularidad que, al hacerla polvo o mojarla con leche, no se hace un pasticho tipo engrudo, sino que conserva una cierta consistencia. ¿Por qué hago esta última aclaración? Porque la fascinación local por la galletita es tan grande que se la utiliza en muchísimas recetas y hasta se vende la galletita ya molida, en polvo, para adjuntarla a distintas preparaciones. Plazma Mlevena, como se llama a este polvo, es, por ejemplo, el ingrediente secreto de la Baklava en algunos lugares (que reemplaza la mitad de la cantidad de nueces de las recetas) y hay miles de recetas de tortas hechas con él, o con la galletita entera, como la del video que adjunto más abajo. Para que se den una idea de la pasión que despierta, la frase que se encuentra debajo del nombre de la galleta, Kuca nije dom bez Plazma, quiere decir "Una casa sin plazma no es un hogar".
Encontrar el producto de las dos fotos que siguen fue una gratísima sorpresa, algo así como compartir un pedacito de infancia con mi marido. Bananica es, nada más ni nada menos, que una Bananita Dolca, de Nestlé: una crema esponjosa con sabor a banana, cubierta de chocolate.
Las galletitas que siguen en las fotos son también un clásico. Las Medeno Srce son corazones de miel, cubiertos de chocolate y la masa de la galletita en sí me recuerda al sabor de los alfajores marplatenses (para que aquellos que conocen productos argentinos). Las Noblice y las Domacica las he visto en todas las casas que he visitado, y mi marido me contaba que, éstas últimas, eran el clásico regalo que se llevaba a las casas a las que se iba de visita a tomar el café.
¿Con qué bebida se acompañaban estas cosas dulces? Con un jugo llamado Cedevita, que viene en distintos sabores y declara estar reforzado con vitaminas (?). De todas maneras, cabe aclarar que, según me cuenta mi marido, ni el jugo ni las gaseosas eran cosa de todos los días, sino más bien para ocasiones especiales y algo que se consumía de vez en cuando (cumpleaños, celebraciones, etc).
Y para terminar este post, los dejo con una foto de algo que me resultó muy curioso. Miren el pan siguiente y díganme si lo identifican:
¿Se dieron una idea de qué tipo de pan es? Si dijeron pan de campo, como yo, perdieron. ¡Es pan árabe o pan de pitta! En Serbia se llama Somun y no es finito, sino un pan levado y con mucha miga.
¡Espero que les haya gustado el post y les deseo un hermoso fin de semana!